capitulo 13

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Ya han transcurrido casi una semana desde que me senté con Leah y todo sigue igual, disfrutamos las clases y nos ayudamos mutuamente pero luego se va a toda prisa y nisiquiera se le ve la nariz en los recesos.

Tampoco estoy llendo a casa de Sophie luego de clases como solía hacerlo, ahora y gracias a que tengo que cuidar a la nieta de la vecina tengo que llegar más rapido a casa, por eso mismo voy a una parada de buses cerca del liceo, ahí tengo que esperar de 30 minutos a una hora aproximadamente por un bus que me lleva a casa.

Ahora mismo estoy en camino a ese lugar.

—aún no creo que estes cuidando a una niña.—habla Sophie caminando a mi lado.

—yo ya me acostumbré, es muy tierna.—le respondo.

—¿Te pagan por cuidarla?

—si, pero es poco, más que nada solo lo hago por ayudar.

—siento que fue más decisión de tu madre y tu nisiquiera querías.—me mira de reojo.

—tengo que aceptar lo que ella ordene.

—si, pero no siempre._paramos en un semáforo que esta en rojo.

—solo será por un tiempo y luego volveré a ir a tu casa después de clases.—me acerco a abrazarla.

—eso espero...—me corresponde el abrazo.—nos vemos mañana, me avisas cuando llegues a tu casa.

—si, tu igual me avisas.

Nos separamos y cada una se va por su lado.

Al llegar a la parada de buses y gracias a que no hay asientos me decido sentar en el suelo un rato, me siento algo cansada.

Este lugar es grande, es una linda construcción de madera que en su interior tiene un quiosco, baños y un pequeño restaurante y por fuera una pared de tablas de madera con espacios entre cada una, proteje del frío pero deja ver perfectamente cuando llega el bus.

Saco mi celular para distraerme mientras pasa la hora, ya quiero llegar a casa para ponerme cómoda, ¡este sostén me esta matando! Creo que no es de mi talla.

La puerta del restaurante a mi lado se abre gracias a un señor saliendo del lugar, se sienten los olores de comida, todos combinados, dulces y salados, un revoltijo de sabores y una gran molestia a mi estómago.

Hasta me tengo que retener un arcada, huele asqueroso.

Me levanto del lugar para ir un poco más lejos.

Antes me daba curiosidad saber que sirven en ese lugar, pero ahora ya no.

Gracias al cielo justo llegó el bus.

...

—tranquila, ya voy a servir la comida.e digo a la pequeña que reusa sentarse a la mesa.

Sigue coloreando en el suelo mientras yo revuelvo la olla.

—por favor Madeline siéntate a comer, esto ya va a estar listo.

Ella sin embargo no me responde y tampoco me obedece, es primera vez que se pone así, antes siempre me habia hecho caso.

El olor de la comida llega fuerte a mis fosas nasales, es un olor muy fuerte, demasiado.

Nuevamente se me revuelve el estómago.

Me alejo un poco para buscar un plato y servir la comida.

Cuando me acerco otra vez a la cocina no puedo soportar el olor conteniendo las náuseas que me produce.

—Madeline...—apago el fuego de la cocina y dejo el plato vacío en la mesa.—vuelvo en un rato.

Corro al baño depositando en el inodoro todos los malestares que he tenido desde la mañana.

AmárrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora