Zhan se despertó temprano, hizo sus comprobaciones de seguridad de costumbre y realizo un rápido reporte para Haikuan. La noche anterior había entrado en la red y revisado lo que Haikuan había enviado con Qian, era inquietante hacía donde había girado los últimos acontecimientos, la investigación de Haikuan ahora involucraba a la exesposa de Yibo.
Tan solo hacía dos días, habían fotografiado a la mujer con Li Peng cenado en un restaurante exclusivo en la ciudad. Su misión ahora era averiguar más sobre esa mujer y su relación con Yibo y su hija.
Fue a revisar a Lian, y luego fue a ducharse y vestirse. Poco después Lian despertó, una vez que tuvo a la niña lista bajaron las escaleras dispuestos a desayunar. Tenía que admitir que los primeros días le costó mucho trabajo acostumbrarse a esto, pero los concejos de su madre funcionaban, claro que ahora su madre y toda su familia pensaban que andaba saliendo con un hombre con un bebé, le fue imposible intentar no hablar, lo sometieron a un riguroso interrogatorio, su madre debería de estar trabajando en el FBI. Ahora, aunque aún aprendía cosas nuevas los días, ya le era más sencillo tratar con la niña.
Suprimió una mueca al llegar a la cocina y no encontrar solo a Penny. Yibo los estaba esperando ahí, apartó el periódico en cuando entraron y sonrió a su hija.
—Buenos días— saludó él correspondió el saludo, pero no hubiera sido necesario, al hombre lo único que le interesaba era su hija, tenía el plato de Lian preparado para darle el mismo el desayuno. Intentó no sentir envidia al ver como Lian se deshacía ante los cariños de su padre. Era ridículo.
Zhan no era nada y ese hombre era su papá, así que era más que lógico que Lian prefiriera a Yibo.
—A Lian le están brotando los molares inferiores— comentó mientras aceptaba la taza de café que le había servido Penny.
—Lamentó dejarte toda la carga, pero mientras no pueda subir esas escaleras...— dijo Yibo mientras Penny ayudaba con Lian.
Yibo tenía herido un brazo y fracturado una pierna y aun así no era de los hombres que se daban por vencidos. Esas heridas eran la excusa perfecta para que un hombre se encerraba en su habitación y dejara que los demás se ocuparan de todo. Les pagaba demasiado a sus niñeras para que se encargaran de Lian, pero él, aunque fuera con una sola mano, estaba dispuesto a alimentar a su hija, en su despacho tenía un espacio adaptado solo para ella, lo cual indicaba que Lian pasaba tiempo ahí con él, además de que por las tardes la pequeña en ocasiones tomaba la siesta en la cama de su padre mientras Yibo leía o veía televisión, mientras tanto Zhan podía disfrutar de sus horas libres diarias.
En la habitación de Lian había montones de juguetes, libros infantiles, enormes posters en las paredes. Todo lo que un niño pudiera necesitar y más. Pero no se sentía como un espacio vacío. Yibo era un abogado frío y sin corazón, pero amaba a su hija, tal vez por eso la niña no era una figura pública aún, sería una locura que Yibo mostrara a sus enemigos la mayor debilidad que poseía.
—Muy bien, mi cielo. Primero comemos y luego vamos a dar un paseo— dijo Yibo dándole la tortilla de queso a Lian. La niña se comió encantada. A Zhan se le derretía el corazón cada vez que la niña le sonreía.
Y más se le derretía el corazón cada vez que escucha el hombre hablar con esa voz tan... masculina. No le era difícil imaginar a Yibo hablándoles a sus amantes al oído. Seguramente con esa táctica lograba llevárselas a la cama tan fácilmente. Negando con la cabeza, salió de sus pensamientos, tenía que concentrarse en conseguir información, era ahora o nunca.
— ¿Cuándo viene la madre de Lian de visita?— preguntó de repente, odiaba romper esté momento de padre e hija, pero necesitaban hacer unas averiguaciones, conocían el hecho de que en el acuerdo de divorcio la exesposa de Yibo había renunciado a la custodia y patria potestad de la niña, la mujer no tenía derechos, pero el fiscal Hu los advirtió de que en más de una ocasión la mujer intentó acercarse y convencer a Yibo para que le permitiera ver a la niña.