Yibo escuchó atentamente y en silencio la historia que Haikuan y Hu Zheng le estaban narrando.
—Liying no planeaba sacar a la niña del país, pero si planeaba pedir rescate por ella, era un acto desesperado después de que corte le había denegado su petición sobre la revisión de custodia —dijo Haikuan.
—Ella renunció a la patria potestad cuando nos divorciamos, no tenía ningún derecho de exigir nada —Yibo levantó la vista de las declaraciones de los hombres que secuestraron a su hija.
—Tal vez el juez hubiera escuchado su petición, si no fuera por el reporte que presentaste con su problema de bebida y el juego— explicó Zheng. Yibo lo miró fijamente.
—Yo no tengo la culpa de que malgastara su dinero en las apuestas, su mala elección de amantes la ha llevado a la ruina, no yo— Haikuan frunció el ceño.
—Tal vez sea así, pero tú tienes la culpa, continuabas dándole dinero con tal de que no se acercara, era lógico que al ya no recibir nada, la invadiera la desesperación.
—Ella siempre supo que mi punto débil es mi hija— Yibo regresó su mirada las declaraciones, en estos reportes los hombres que secuestraron a su hija, mencionaban como habían sido contratados por Liying, y al parecer no había nada relacionado con ellos y el senador, o el cartel de Aaron. Habían actuado por su propia cuanta, eso lo tranquilizaba un poco. Aunque no bajaría la guardia.
—Bueno, ya que el caso está cerrado, creo que todos podemos irnos a dormir un poco, me asegurare de hablar de todo esto con Zhan cuando regrese.
Yibo volvió su mirada hacia Haikuan.
— ¿Dónde está Zhan?
—Llenando informes—dijo Haikuan. El policía era un mal mentiroso.
—Cuando atacaron mi casa, Zhan lo supo momentos antes, esta noche, fue él quien averiguo primero donde estaba mi hija.
—Es mejor dejar las cosas así— intervino Zheng.
—Si Zhan decide contártelo, lo hará.
—No puede hacerlo— explicó Haikuan —Por seguridad de todos no menciones esto a nadie.
Cuando ambos hombres se fueron Yibo aseguró la puerta de la suite, habían cambiado de hotel, Penny estaba en la habitación de al lado y Yibo se había negado a que Lian se quedara con ella, no era que no confiaba en Penny, sino que por ahora no quería perder a su hija de vista, quería abrazarla y dormir con ella.
Estaba a punto de amanecer y estaba agotado, pero no podía dormir. Se recostó en la cama, con su hija dormida en el medio, la observó dormir por un largo rato, estuvo casi a nada de perderla y Yibo estaba furioso consigo mismo, esto era su culpa, sus malas decisiones y acciones estaban dañando a su hija, su familia. Finalmente tuvo que aceptar algo que había estado negando durante años. Sus decisiones basadas en la practicidad y en el razonamiento no eran las mejores. Suspirando, Yibo se pellizcó el puente de la nariz.
Después de su divorcio, cerró su corazón y todas las decisiones que tomó a partir de ese momento eran hechas con su cerebro, razonando los pros y los contras. Casarse con Ángela era otra de esas decisiones. Esa noche, Ángela estuvo ahí, para apoyarlo y ayudarlo a llevar a esos criminales a la cárcel, eran un buen equipo ¿pero serian un buen matrimonio? ¿Sería una buena madre para Lian? Su hija no se había dejado abrazar por nadie.
Y ahora que lo pensaba, Ángela tampoco lo había intentado mucho. Ella se justificó en decir que no quería forzar a la niña y pensándolo lógicamente tenía razón pero... recordó a Lian en los brazos de Zhan. Como la niña se abraza a él buscando consuelo y protección. Recordó lo bien que ambos se sintieron en sus brazos. En su cerebro Yibo solo podía pensar en Lian y Zhan como suyos, su familia.
—Por el amor de Dios —murmuró entre dientes.
Zhan no era suyo. Él era un hombre. Él nunca había sido suyo. Solo habían tenido sexo. Su primera vez estando con un hombre. Una risa áspera dejó la garganta de Yibo.
No, no había nada jodidamente natural en eso. ¿Zhan y él? No se imaginaba a si mismo siendo gay, pero no se imaginaba deseando a otros hombres, tampoco imaginaba a alguien más que no fuera Zhan en su cama, durante esas semanas intentó tener sexo con una mujer, con Ángela y no había sido encuentros satisfactorios. Había estado frustrado y lo que detono la bomba fue haberlo visto con la doctora. Por eso lo buscó una vez más, para comprobar que lo que sentía con él no era producto de su imaginación. No tenía por qué sentir esta fea posesividad retorciéndole el estómago e instándole a que aplastara a cualquier hombre o mujer por atreverse... Yibo hizo una mueca.
Zhan era un hombre soltero.
Zhan era libre de estar con quien quisiera.
Zhan podría casarse con cualquiera.
Yibo miró fijamente el techo, perturbado por sus propios pensamientos. Era tan patético ¿Por qué le daba tantas vueltas al asunto? Suspirando con exasperación y disgusto, Yibo se pasó una mano por la cara. Esto era ridículo.
Él tenía un plan, por la mañana a primera hora se mudarían al apartamento que había comprado, convertiría el lugar en una fortaleza para su hija, y se encargaría que Liying o cualquier otro jamás se acercaran de nuevo a su hija. Se casaría con Ángela e intentaría que fuera un buen matrimonio, ellos no habían hablado de más hijos, pero Yibo, quería más hermanos para Lian. El respeto y la confianza eran la base para una buena unión.
Tenía que dejar de pensar en Zhan, Yibo ya había elegido a Ángela y Zhan podía elegir a cualquiera. A quien fuera, y seguramente, aunque Yibo se lo pidiera no lo elegiría a él.