Semanas después...
Zhan apretó los dientes cuando sintió las uñas de Qian clavarse en su antebrazo. La doctora Wu por fuera podría parecer una persona valiente y difícil de asustar pero la verdad era Qian estaba a punto de saltar sobre su espalda como un gato asustado mientras se deslizaban por un medio oscuro pasillo con luces parpadeantes y olor desagradable.
—Si sigues apretando tan fuerte, dejaras marcas.
—Seguro que será interesante ver cómo le explicas eso a tu marido celoso, posesivo e irracional— Qian se rio, pero su diversión terminó cuando escucharon un fuerte ruido provenir de una de las habitaciones — ¿Sabes? Si planeabas serle infiel a tu amorcito conmigo, mínimo debiste de haberme llevado a un hotel cinco estrellas.
Zhan intentó detener su risa.
Agradecía a Qian por tratar de bromear en esta situación.
—He pagado diez dólares por toda la noche, y el propietario me aseguró que hay agua caliente en la ducha y señal wifi— Qian lo fulminó con la mirada —Además dudo que mi amorcito nos encuentre aquí ¿no crees?
—En nuestra siguiente cita, yo elijo el lugar ¿De acuerdo?
—Por supuesto cariño— Zhan atrajo a Qian más a su cuerpo y siguieron deslizándose por el pasillo, esto era una maldita mierda, se sentía realmente culpable por poner a Qian en riesgo de esta forma, pero no tenía más opción. Soportando el olor a moho, hierba y sexo, llegaron a la habitación señalada. Zhan le hizo una seña a Qian para que se quedara callada, la obligo a pegarse a la pared a su lado, Zhan sacó su arma antes de llamar a la puerta, no permitiría que Qian estuviera en peligro, y no tenía la menor idea a que se enfrentaba.
— ¿Quién?— Zhan escucho la voz de Jiaming amortiguada por la puerta y el ruido del hotel.
—Z— dijo Zhan, negándose a dar su nombre, confiaba en Jiaming y le debía varios favores pero se negaba a ponerse más en riesgo. Ahora no era él solo, tenía a Yibo y a Lian en su vida, por ningún motivo estaría llevando el peligro a casa. La puerta se abrió de inmediato. Jiaming apareció en el pasillo con su arma apuntándolos, Qian se pegó más a su costado. —Nadie nos siguió— informó a Jiaming. Zhan estudió a su amigo, lo vio desarreglado, y con restos de polvo y la ropa rota, pero parecía ileso, cuando lo llamó y prácticamente le ordeno llevar a Qian, pensó que su amigo estaba herido, físicamente estaba bien, pero lo que le sorprendió fue su mirada. Por lo general Jiaming siempre estaba calmado. Pero ahora su mirada mostraba un estado frenético de desesperado. Algo muy malo debió de haber sucedido.
—Entren— ordenó señalando con la cabeza la habitación. Zhan se movió, prácticamente arrastrando a Qian a su espalda.
— ¿Qué le pasa a ese idiota?— preguntó Qian.
—Silencio— le susurró a Qian. Mientras no supiera a que se enfrentaban era mejor no provocar más la situación.
Zhan se giró hacia Jiaming, cuando su amigo cerró la puerta. Le iba a preguntar que sucedía pero el hombre en medio de la cama, llamó inmediatamente la atención, era Lobo. El enorme hombre, estaba sangrando, aunque era difícil decir a primera vista donde estaba herido, ya que había sangre, mucha sangre. Qian ni siquiera lo dudo, se separó inmediatamente de Zhan y se apresuró a la cama a auxiliarlo. Sujetándose el cabello, comenzó a sacar cosas de su maletín, la mujer asustadiza de hace unos momentos, ya no estaba. Ahora era la capaz y audaz doctora Wu. Una cardiocirujana con agallas, al menos es lo que algunos de sus compañeros decían, jamás había visto a Qian trabajar, era sorprendente verla al mando.
Su mirada se trasladó al joven que estaba a un costado de la cama, no lo había notado, el chico al parecer había estado intentando limpiar la sangre de Lobo.