Decidido Zhan entró en el despacho del hombre, ya estaba hartó de jugar al gato y al ratón. Zhan había esperado a que la abogada se marchara, ya era bastante tarde y Zhan temió que la mujer se quedara a dormir, pero para su tranquilidad, la mujer se había marchado diez minutos antes.
—¿Qué quieres? —Preguntó Yibo con impaciencia, sin molestarse en levantar la vista de los documentos que estaba leyendo — Hazlo rápido. Estoy ocupado.
El recordatorio de que para Yibo era algo insignificante y molesto solo sirvió para enfurecer aún más a Zhan. Este hombre estaba acostumbrado a jugar con todo el mundo, todos eran un peón en su absurdo juego. Las mujeres que se tiraba aún más, eran solo sacrificios para poder satisfacer sus necesidades y deshacerse de sus frustraciones. Zhan rodeó el escritorio y, girando la silla de Yibo lo obligó a enfrentarlo. Eso llamó la atención del abogado, las comisuras de su boca se redujeron y sus ojos se estrecharon.
— ¿Por qué no me despediste? —demando saber.
—Creo que en una ocasión señalaste que mis niñeras eran las que abandonaban sus puestos de trabajo, yo jamás las despedí— Zhan apretó los dientes, así que sus suposiciones resultaron ciertas, todas esas mujeres se marchaban al enterarse de que no conseguirían de Wang Yibo nada más que sexo. —Solo necesito que me avises si es necesario conseguir otra niñera
— Esa mirada de arrogancia y autosuficiencia sacaba a Zhan de sus casillas.—El sexo no significa nada para ti ¿no es así?
Yibo lo miró.
—Es solo satisfacción física, no tienes por qué darle más importancia de la que tiene.
Durante un largo segundo Zhan lo observó. La mirada fría e insensible de Yibo le indicaba que él se creía cada una de sus palabras. Mientras Zhan había estado todo el día preocupado de haber echado a perder su misión, este hombre no le había dirigido al asunto un segundo pensamiento. Dejando en Zhan toda la carga, claro que Yibo no sabía que Zhan era un policía encubierto, pero sí que Yibo había esperado que Zhan solo renunciara y se marchara, así él jamás se sentiría culpable con lo sucedido ¡Qué hijo de puta!
Algo impulsó a Zhan a colocarse de rodillas "Odio" su orgullo demandaba hacer que Wang Yibo se tragara sus palabras, Inclinándose hacia adelante, Zhan presionó la punta de su lengua contra la protuberancia entre las piernas de Yibo.
—No significa nada ¿eh? —Hurgó la punta de la polla de Yibo a través de la tela de los pantalones de deporte, mirando a Yibo a los ojos —Apenas te toqué, pero ya estás duro. Todo duro y ansioso por mí.
—Puedes chuparme la polla todos los días y no cambiará nada—dijo
Yibo con voz mordaz. Zhan sonrió, lentamente libero los cordones de los pantalones de deporte de Yibo.—Todos los días, ¿eh?
La mirada de Yibo se oscureció.
—No me hagas enfadar —dijo rotundamente—. No quieres enojarme. Ahora levántate y regresa con mi hija. Pareces una puta barata.
Zhan sintió que su rostro se calentaba, la bruma de rabia nublaba su mente.
— ¿No es eso lo que te gusta? — Apartando las manos de Zhan de su entrepierna, Yibo intentó empujar su silla de ruedas hacia atrás, Zhan no se lo permitió.
—No me gustan los hombres. Ahora vete. — Respirando con dificultad, Zhan miró a ese rostro arrogante e impasible. Cielos, lo odiaba.
Cada vez que Zhan pensaba que era imposible odiarlo más, las ganas de golpear a Yibo en la cara aumentaban a niveles invisibles.
—Si el sexo no significa nada para ti... —dijo Zhan suavemente, mirando a Yibo a los ojos— Ten sexo conmigo y deja de follar a tus enfermeras, es cansado estar recibiendo una mujer nueva cada día, eso inquieta mucho a Lian.