—Esta es una interesante base de operaciones, Haikuan— dijo Zhan sonriéndole al mesero que dejaba las bebidas en la pequeña mesa.
El mesero le sonrió de nuevo. "Punto para Zhan" a lo mejor tendría que aprovechar esta oportunidad. Habían pasado años desde que Zhan había estado en una discoteca, desde la universidad si no se equivocaba. Una discoteca sin duda no era el lugar para tres hombres adultos, demasiado ruido, demasiados jóvenes con hormonas revolucionadas y sin mencionar el alcohol de dudosa procedencia y las drogas que Zhan había podido detectar desde su posición.
—No me culpes— Haikuan se recargó en el sofá de piel color rojo — Estamos aquí en una misión importante ¿no es así fiscal Hu? — el aludido se encontraba cerca del barandal y ni siquiera les prestó atención, Zhan no supo si fue por el alto ruido del club o porque simplemente no quería seguir las provocaciones de Haikuan.
—Pensé que nos veríamos en el departamento de la doctora Wu Qian.
Zhan la buscó con la mirada, su compañera de misión tampoco parecía importarle el cambio en la locación, y ni tampoco le molestaba estar en una discoteca llena de jóvenes en sus años veinte, al llegar Qian rápidamente se había alejado de ellos y se había ido a la barra, ahora mismo conversaba con una hermosa rubia y un chico, ¿con ambos? Ella sí que trabajaba rápido. Zhan había hecho unas averiguaciones sobre Qian, "Además de todas esas historias perturbadoras con las que Qian me torturo" La doctora Wu era muy abierta en cuando a su sexualidad. Aunque Zhan le agradecería que guardara algunos detalles para sí misma.
—Ese era el plan— Comentó Haikuan dándole un trago a su cerveza — Pero, aunque pareciera completamente normal que Qian fuera mi vecina y pudiera ir y venir sin ser visto, no sería lo mismo si vieran al fiscal entrando en el edificio.
— ¿Y una discoteca es suficientemente discreto? — preguntó con una ceja arqueada. Haikuan se encogió de hombros.
—Es tu noche libre, vienes a divertirte con tu amiga, yo estoy aquí con el fiscal, nadie esperaría que estuviéramos conversando de delitos federales en medio de tanta gente.
Zhan hizo una mueca.
—Pensé que aquí yo era el niñero— comentó divertido. Vio la tensión en los hombros del fiscal, entonces se dio cuenta de que el hombre estaba escuchando.
—Tú cuidas un bebé— dijo Haikuan riendo —Nosotros a una adulta de dieciocho años en una cita con su novio y los amigos— Zhan intentó aguantar la risa, sabía que la fiscal Hu tenía una hija mayor. ¿Quién hubiera pensado que el hombre fuera tan sobreprotector?
— ¿Y qué dice el otro padre al respecto? — preguntó tratando de controlarse, lo que menos deseaba hacer, era enemistarse con el fiscal del distrito. El hombre en sí era un peligro. Siendo un padre furioso... no quería siquiera imaginar.
—Iain piensa que estoy loco— contestó el propio fiscal alejándose de la baranda —Pero aún que ella tenga cien años, seguirá siendo mi bebé.
A Zhan le gusto la mirada en los ojos de ese hombre, hablaba con tanta convicción y tanto cariño por su hija. Su mente inmediatamente viajó a Lian y se preguntó si estaría bien. Inmediatamente apartó la mente de esos pensamientos, Lian no era su hija. Ahora mismo su padre la cuida con ayuda de Penny.
—Si yo tuviera hijos, estoy seguro de que actuaría igual— le dijo al fiscal, para muchos podría ser exagerado, pero él era policía y Hu Zheng fiscal del distrito, el peligro siempre lo asechaba y ellos veían mierda en este mundo todos los días, era comprensible que el hombre siempre estuviera en guardia en lo que se refería a su hija.
—Será mejor que te acostumbres Zheng, Lilei ira pronto a la universidad, tendrá amigos, novios, novias, tríos, ira de fiesta, tendrá sexo y...
—Liu... Si no cierras la boca te prometo mandarte arrestar por treinta y seis horas — dijo el fiscal irritado. Haikuan no se intimidó ante la amenaza, rio y rodó los ojos.