𝟰𝟬

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Los adoloridos jadeos salían de sus labios mientras se levantaba de la cama con lentitud, podía escuchar la puerta ser golpeada con desesperación mientras intentaban abrirla, la voz desgarradora que podía escucharse desde el otro lado, solo lograba ponerle los pelos de punta y mientras se acercaba a ella, podía escuchar con más claridad, alguien lo llamaba con desesperación, pero se le hacía imposible reconocer la voz, una vez que estuvo frente al trozo d madera, tomo la perilla y con algo de dificultad pudo abrirla, pero allí solo pudo encontrarse con la silueta de su padre, quien se encontraba de pie frente a él, con una expresión de cansancio, en un movimiento que apenas y pudo detectar, este coloco sus manos sobre sus hombros, haciéndolo contener la respiración debido a la sorpresa mientras lo observaba fijamente.

Abrió sus ojos de golpe mientras tensaba su cuerpo, dejando salir un gemido adolorido, como si aquella pesadilla hubiera logrado traer todo el dolor que hace unas noches le habían infligido por razones que ahora comenzaba a encontrar estúpidas.

Se incorporó de la cama mientras llevaba ambas manos a su cabeza cubriéndola en lo que intentaba calmar su acelerado corazón, entreabrió sus labios y cerro sus ojos intentando con todas sus fuerzas calmarse de lo que fuera que le estaba pasando en ese momento, pero mientras se apoyaba en la pared y abrazaba su cuerpo, su celular comenzó a sonar.

Giro levemente su cabeza, aun cubriéndola levemente con sus manos y soltó un suspiro entrecortado cuando pudo logro darse cuenta de quién era la persona que se encontraba llamándolo a las 3:47 de la madrugada, con cuidado se acercó a la mesita de noche y atendió la llamada temblando levemente.

— De seguro te desperté... lo siento —Aquel murmullo lo dejo algo descolocado por el tono tan apagado en la voz del mayor.

— N-no... estaba despierto, y-yo —Murmuró él cerrando sus ojos por unos segundos debido a lo avergonzado que se sintió por sus entrecortadas palabras.

— ¿Estás bien? — Pregunto el azabache dejando notar la preocupación en su voz.

— Si, estoy bien... ¿Por qué no estar dormido? Son casi las cuatro de la mañana y... me estás llamando —Murmuró el haciendo una pequeña mueca.

— No estoy en casa... me salí en la tarde y no me siento listo para regresar —Dijo el mayor soltando un suspiro.

— ¿Dónde estás? Hyung, es peligroso que estés a esta ahora en la calle —Dijo él haciendo una pequeña mueca mientras se acomodaba en la cama.

— Lo sé, yo, estoy en la plaza que te estuvimos la vez que te lleve a patinar —Dijo el azabache tratando de hacer recordar al menor — Solo quería hablar con alguien y contigo podía hacerlo sin preocupación alguna... perdón por llamar

— Puedes hacerlo... si de verdad lo necesitas, puedes hablar conmigo —Dijo él para luego morder su labio inferior con nerviosismo.

— Gracias, Yeonjun —Dijo el mayor sonando más relajado.

— ¿Por qué no vienes al edificio donde estoy? Estamos a... una cuadra de distancia, tal vez eso sea mejor —Habló cubriendo su rostro por unos segundos avergonzado.

— Si... está bien —Dijo el mayor de inmediato.

— Está bien, te enviaré la dirección... nos vemos luego —Murmuró él antes de colgar la llamada telefónica.

Se incorporó mientras enviaba la dirección al azabache para luego levantarse rápidamente y colocarse sus pantuflas, salió de la habitación y camino en silencio por el pasillo para no hacer ruido y evitar despertar a los dos mayores que dormían en la habitación de enfrente, una vez que llegó a la puerta, rogó porque el sonido de la puerta al abrirse no fuera demasiado fuerte.

𝙆𝙊𝙄 𝙉𝙊 𝙔𝙊𝙆𝘼𝙉 // 𝙎𝙊𝙊𝙅𝙐𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora