Cap 55 Siendo cuidadosa part - 2

7 12 0
                                    

Pasaron rápidamente los días de viaje, como un parpadear. Pise un continente que nunca tuve la cordialidad de conocer. No pude ver a las mujeres y niños en esas angostas calles del puerto ya que nos habían llevado por atrás y no darles sorpresas "innecesarias" segun el jefe. Todo mi alrededor me parecía algo elegante y medieval, pero no con el toque del siglo XIV, aunque si había caballos, puestos de comida, personas sonriendo, barriles que al parecer de vino ya que estaba ese gancho para abrir y cerrar. Atrás se podían ver los barcos mas grandes hasta los pequeños, donde solo hombres aspiraban a trabajar y mantener en orden el puerto, amarrando y desamarrando sogas para dejar los barcos en los puertos. Toda la armada del hombre había llegado bajando como en la arca de Noe, pero como rufianes eran, ciegos estaban. Solo que un barco estaba vacío, como si solo lo manejara una persona o solo un grupo viajero de piratas en busca de tesoros. No dije nada y solo seguí los pasos del tipo hasta que nos llevaron en una carreta que estaba reservada para nosotros. Tan detallada, negra y detalles dorados. Caballos cepillados y brillantes con suela de tacón. El jefe me dio la mano para poder subir, pero yo no la acepte. Hanabira se subió conmigo y no se sentó como debería segun su tradición nipona, sino como un descanso rutinario, pienso yo. Lo rebelde lo representaba en las narices de los demás, hasta de mi.

- ¡Llegamos jóvenes!

Bajamos de la carreta y miro de arriba hacia abajo lo grande y angosto que era el castillo. El estilo del contorno clásico de los castillos de las historias de los siglos XII Y XIV. Su color azul de terraza y un muro como el de la muralla china, siendo similar a el por su arquitectura tan grande y sofisticada. Me centre en pasar por esa grande puerta rechinante y mire a las mucamas, amas de llave con sus uniformes de sirvientas a las ordenes del jefe, que al parecer, era su hogar. Todas y todos estuvieron en fila de lado derecho e izquierdo dando reverencia a su jefe y a nosotros. Nos miraban como si nunca nos esperaran y a mi me encajaron los ojos hacia los pies, sentí esa sensación mas de cien veces segun el dicho. Mire al frente y seguí mi camino. Todas las mujeres se dirigieron hacia la cocina, otras a las escaleras y seguir subiendo y las ultimas hacia a mi, tomándome de la espalda y llevándome junto a Hanabira a algún lugar del castillo. El jefe nos llamo antes de retirarse

- Señorita, joven... Debo de ir a un lugar importante, llegare justo antes de que ustedes estén listos. Tómense su tiempo, las señoras los atenderán ¡Siéntanse como en casa! —— Se retira llevándose su espada y ajustándola a su traje, sus compañeros de guardia se fueron con el y fue cuando nosotros fuimos llevados por las señoras y señoritas. Mire a Hanabira y el parecía no gustarle la situación. Cuando las mujeres le ponían una mano encima, el fruncía el ceño incomodo, las miraba rodeando su mirada en el grupo junto a el. Yo solo tuve que esperar hasta que todo acabara, esto apenas empezaba

Llegamos a una habitacion amueblada, linda y donde llegaba la luz del sol completamente. Era de mañana, así que era perfecto para tomarse un baño caliente y relajarse.

- Esta pedrada... Y es muy espaciosa... —— Entre y vi a mi alrededor, Hanabira hacia lo mismo revisando cada detalle, con una expresión como si no estuviera a gusto con lo que estaba observando. Estaba un poco distraído.
- ¿Estas bien...?
- Revisa si hay baño... ¿Podrás?

Hanabira parecía no estar cómodo. Lo notaba distraído. Si había baño, pero estaba un poco oscuro. El jabón era demaciado grasoso. Al tocarlo, no parecía haber Sido usado por alguien más antes que nosotros. Quería probar algo que tenía ganas de saber. Recuerdo que los jabones eran hechos con la grasa de la gente. No puedo describirla que me dió un escalofrío intenso. Me lave las manos rápidamente y salí del cuarto de baño.

- ¡Joven! —— Llama la mucama a Hanabira pero el no se percata al momento del grito —— ¡Joven! ¡¿Me esta escuchando...?! —— Hanabira voltea frunciendo el ceño ——¡Usted no puede estar aquí, esta habitacion es de la señorita! ¡Le pido que salga de esta habitación!
- ¿Cómo dijo..? —— Frunce el ceño
- ¡Tiene que salir de esta habitacion! ¡No se lo repetiremos de nuevo! —— Hanabira sale de la habitacion en estado calmado intentando no armar un alboroto, pero lo detienen antes de que cruce la lineal de salida —— Joven... ¡¿No se llevara su traje...?!
- Yo no pienso usar esa ropa... ¡Hagan lo que quieran con ella, pero conmigo no!

EL AMULETO CENTRAL DEL UNIVERSO - EL VIAJE A COIMBRA VOLUMEN II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora