Capítulo 6. Esperaba encontrarte.

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Esperaba encontrarte

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Esperaba encontrarte

26 de marzo, 2020

El bolígrafo en mi mano derecha trazaba círculos diminutos en la esquina de una de las hojas de mi cuaderno. Mi maestra daba una especie de charla sobre la historia del lenguaje y no sé qué más.

Me distraje en medio de mis dibujos, y cuando menos lo pensé estaba haciendo una especie de tallo para luego dibujar una rosa con cada uno de sus pétalos.

Me gustaban las rosas.

Había aprendido a dibujarlas gracias a Daren, él me había enseñado una técnica super sencilla para hacerlas cuando tenía diez años, desde entonces empecé a practicar en todos mis cuadernos, hasta que perdí uno y mágicamente apareció en mi casillero. Nunca supe qué pasó en verdad, sin embargo, jamás le di importancia.

Me desconcentré tanto de la realidad que al punto en el que tuve que parpadear, pues escuché cómo el silencio se extendía en la estancia de un momento a otro. Levanté la vista enseguida, y sentí que un peso se iba de mis hombros al darme cuenta de que no era por mí.

La maestra se encontraba hablando con un hombre más o menos de su edad en su escritorio donde se estaban repartiendo hojas y demás.

Suspiré, dejándome caer en el asiento del todo para echarle una ojeada a todo el resto del aula.

Chicos charlaban entre ellos, como una especie de grupo de amigos, mientras que los míos se encontraban en otras clases justo ahora. Lo cuál me hizo recordar que era una asocial que se mantenía callada en todo momento.

Pasé saliva

Estaba a punto de tomar mi teléfono para distraerme, salvo que el hombre abandonó la estancia y entonces la maestra nos puso atención de nuevo.

—Muy bien —miró uno a uno—. ¿Qué tal si hacemos una pequeña ronda de preguntas sobre lo que hemos acabado de explicar?

Sentí mis alarmas encenderse

—De acuerdo —señaló a un chico de la primera fila—. Empecemos contigo.

Y antes de que pudiera hacerle la pregunta, un peso se fue de mis hombros pues otro chico levantó su brazo, pidiendo la palabra. Fue ahí cuando fui consciente de que había alumnos saliendo del salón del frente en manada.

—Maestra, ya la clase terminó —murmuró

—Oh —la mujer miró su muñeca—. Es cierto, me pasé por tres minutos, lo lamento. Supongo que nos vemos la próxima semana entonces.

El verdadero salvado por la campana

Todos empezaron a recoger sus cosas así que hice lo mismo, guardando mi bolígrafo y cuaderno en mi mochila. Me tomé mi tiempo, y cuando la mayoría iba saliendo entonces decidí hacer lo mismo, excepto que oí mi nombre

La última de las estrellas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora