Capítulo 36. Yo sí lo creo.

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Yo sí lo creo

Recuerdo que la primera vez que fui consciente de que en verdad necesitaba de mi padre fue cuando cumplí mis cinco años, pues una noche temí dormir sola en mi cuarto, así que él se quedó conmigo un rato mientras me leía un cuento, gracias a su abrazo y el tono suave de su voz pude dormir con tranquilidad.

O también tengo imágenes de cuando tenía ocho. Mi maestra me indicó que debía escribir un cuento de media página, yo tuve una idea y se la dije, pero por supuesto que mi padre el escritor iba a ayudarme, así que lo escribió por mí.

Al presentarlo, la mujer se dio cuenta de que estaba muy bien redactado y muy bien escrito como para ser hecho por una niña de ocho años.

En mi escuela todos me tacharon de tramposa, entonces mi padre fue al día siguiente y les leyó el cuento a todos los niños, además de publicarlo y repartirles copias a cada uno.

En la portada decía:

Por Dani Houston.

Me empezaron a respetar después de eso.

Y no fue la única vez que él me salvó, de hecho, lo hizo de muchas más maneras. Cuando se hizo novio de Lola de verdad lo detesté, al igual que cuando mencionó que se divorciaría de mi madre. Pero eso en estos momentos no importaba, lo único que quería era verlo, saber que estaba bien.

Conduje demasiado rápido con Erik a mi lado. Bajamos del auto y subimos por el elevador donde mi madre me había indicado que se encontraba. La vi sentada en una silla de la sala de espera, no tardé nada en seguirla y captar su atención al oír mis pasos.

Se puso de pie enseguida

—Dani —me recibió en un pequeño abrazo que le di

—¿Qué te han dicho? ¿Qué fue lo que pasó?

—Es... —se llevó una mano a la frente—. Todo fue demasiado rápido, estos días han sido duros... serán duros, ya sabes, por el aniversario de tu hermano.

Sus palabras me cayeron como un golpe de realidad.

Estaba tan centrada en mis cosas que olvidé por completo el día que se acercaba. No hay un año que lo olvide, nunca. Tengo que empezar a concentrarme en lo que de verdad importa.

Esta fecha, estas semanas antes eran como si volviéramos a estar de luto, mi madre se ponía mal y supongo que fue normal en ella buscar refugio en mi padre. Después de todo ambos comparten el mismo dolor.

Aunque para él no hubiese sido su hijo de sangre.

—¿Y qué pasó? —inquirí, sin paciencia

—Lola llegó de la nada, al parecer estaba borracha o no sé qué. Insistió en que quería volver con tu padre y retomar lo del matrimonio, cuando me vio allí enloqueció, empezó a gritar y a decir que Edward era un infiel, algo así.

Me froté el rostro con cansancio

—¿Entonces? —presioné

—Quiso tomar el auto de tu padre y huir, te juro que jamás había visto a una persona así como estaba ella. Nos amenazó de todas las formas posibles, incluso te amenazó a ti.

Pasé saliva

—¿Mi padre se entrometió?

Asintió

—Lo atropelló y huyó.

Solté una bocanada de aire muy lentamente

—¿Qué te han dicho?

La última de las estrellas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora