Capítulo 23. ¿Quién es ella?

57.9K 3.2K 910
                                    

¿Quién es ella?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Quién es ella?

Era muy cómodo. 

No recordaba con exactitud cuándo fue la última vez que dormí así. 

Sin querer despertar. 

Podría decirse que fue por la suavidad del colchón, o incluso porque el clima me favoreció. No hacía calor, sino más bien era como un poco de frío que me hacía querer arruncharme más debajo de ese edredón y dormir muchas horas más. 

Sin embargo, supe de inmediato el por qué de mi felicidad. 

Era por lo que me encontraba abrazando con tanta fuerza. Bueno, no tanta fuerza, era más bien posesión, como si no quisiera soltarlo nunca. 

Mis brazos rodeaban aquel cuerpo. 

Y al caer en consciencia de ello, pude recordar todo lo que había pasado estos días. El paseo con los chicos, la piscina, la cabaña, la ronda de preguntas con mi novia, después venir a la habitación y dormir juntos. 

Joder, fue la mejor noche de mi vida.

Sentí cómo se removía más a mi lado, pegándose más a mí. Me fue inevitable no abrir los ojos para darme cuenta de cómo estábamos. Nuestras piernas enlazadas y su rostro escondido en mi cuello, buscando comodidad. Sentí mi piel erizarse al percibir allí su respiración pesada demostrando que no tenía intenciones algunas de despertarse. 

La sonrisa en mi rostro era enorme. 

Con cuidado, quité ese resto de su suave cabello que pudiera molestarle. No quería que nada la incomodara, y aunque tenía mi brazo comenzando a lanzarme pequeños corrientazos junto con ese hormigueo que demostraba que lo había tenido en esa posición quizás por toda la noche, preferí aguantar un poco más. 

Lucía tan adorable. 

Mi mirada sobre ella lo demostraba. 

Sentía tantas cosas, era como si mi corazón se llenara de alegría, como si por fin hubiese encontrado la verdadera razón para sentirse completo. 

Era tan hermosa. 

Y yo era tan afortunado. 

Fue ahí donde pude notar que tenía uno de sus brazos rodeando mi torso. Literalmente ella no hacía uso alguno del colchón, yo era su propio colchón. Y, teniendo en cuenta de que ella era muy pequeña y yo era mucho más grande, estaba a nada de subirse sobre mí.

Solté un largo suspiro que estaba conteniendo. 

Por ello, decidí aprovechar y volver a cerrar mis ojos. 

Sin embargo, percibí cómo el pomo de la puerta se movía de acuerdo al sonido que pude reconocer. Miré hacia allí, sin mover ni un músculo, y cuando esta se abrió, Alicia ingresó con su cabello tan despeinado que, no la reconocí a primera vista. 

La última de las estrellas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora