Capítulo 25. Te tengo a ti.

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Te tengo a ti

05 de julio, 2020

Por un momento, lo único que hubo fue un silencio neutral, uno que ninguno de los tres se dispuso a cortar o algo que se le pareciera.

Simplemente comimos el helado que cada uno sostenía, manteniéndonos de la misma forma por lo que parecieron horas, aunque a decir verdad, solo habían pasado unos minutos. 

El castaño sentado a mi lado pareció saber que la tensión entre la rubia y yo era mucha, pues ni ella hizo algún comentario ni yo me molesté en saber qué pensaba su cabeza. Cada una se concentró en sus propios asuntos, y el chico terminó por adivinar. 

—Okey —asintió para sí mismo—. ¿Qué sucede entre ustedes dos?

—Nada —respondí únicamente

Alicia torció el gesto, revolviendo su pequeña tacita con helado de chocolate

—Las conozco —nos señaló—. Y aunque no me guste el chisme no puedo negar mi naturaleza, quiero saber qué sucede ahora mismo. 

Ninguna de las dos le respondió, el chico suspiró

—Oh, vamos —exclamó—. ¡No pueden dejarme por fuera!

La rubia lo miró, pasando saliva

—Dani está enojada porque... porque le dije que si Archie puede perdonarme solo si termino con Noah entonces lo haré. 

Erik no dijo nada por un momento, pareció pensárselo, pues al final solo ladeó su cabeza, dejándose llevar por sus propios pensamientos y conclusiones. 

Negué

Se lo traté de decir de todas las formas posibles. El hecho de que sea su hermano no le da derecho a decidir sobre su felicidad.

Archie no ha dicho nada de eso, a decir verdad no ha dejado que ninguna de las dos le hable, pero el punto es que Alicia se arrepintió a último minuto de hablar con Noah y simplemente dijo que si su hermano la perdonaba nunca lo buscaría.

Lo cuál se me hizo tonto y la reñí. 

No me dijo nada al respecto, pareció dolida, así que solo permitió que me desahogara con ella y finalmente dijo que tenía razón, pero aun sí no ha hecho absolutamente nada por cambiar las cosas. 

El chico se aclaró la garganta

—Alicia —la nombró—. Estás demente. 

—¿Qué? —lo miró abruptamente

—¿Cómo puedes pensar algo como eso y quedarte tranquila?

La chica frunció el ceño, sin comprender lo que quería decir

—A ver... ¿de qué estás hablando?

Se acomodó en el asiento, como si estuviera listo para darle un sermón de al menos dos horas que los adolescentes huirían si tuvieran que escuchar. 

—¿Qué es lo que sientes por ese pelirrojo guapo?

No tardó nada en responder

—He estado enamorada de él desde que tenía doce años. Me gustaba desde antes, pero entendí que era amor de verdad cuando crecí y tuve más novios, ninguno me gustó tanto, pensaba todo el tiempo en cómo seríamos Noah y yo. Hace dos años, antes de que él fuese a la universidad nos declaramos y... nos hemos visto a escondidas desde entonces. 

—Ajá —asintió, pensativo—. ¿Y estás dispuesta a perderlo?

—Claro que no —respondió de inmediato

La última de las estrellas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora