Capítulo 16: House of the dragons

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Reí con amargura, negando con la cabeza como si aquello fuera lo más descabellado que había escuchado.

- No pienso arrodillarme ante ella.

En toda mi vida no me había arrodillado por nadie, siempre se habían arrodillado ante mí.

Tampoco entendía porqué debía arrodillarme, cuando me he visto casi obligada a venir hacia dentro de las murallas a vivir por supervivencia, y no por mero gusto.

- Estamos haciendo un tratado, Katrina.

- ¿Y por qué no lo hace mi padre? El es el comandante, yo soy simplemente la capitana.

- Él ya ha hablado en privado con Historia. Además, tú gobernarás a los dagahrianos, no él.

Suspiré ante las palabras de Erwin.

Me sentía estúpida cuando alguien hablaba sobre Dagahra, como si ya no fuera una ciudad que se encuentra en cenizas.

Unos toques en la puerta hicieron que nuestra conversación se interrumpiera.

El rubio giró a mirarme.

- Es la hora. Todos nos esperan, Katrina.

Asentí con la cabeza, siguiendo los pasos del comandante.

(...)

Dreak suspiró, aguantando la cola de Drogo, que no paraba de golpearle.

Los dos se encontraban en primera fila junto a Hange, Levi y el escuadrón de este.

Roland se encontraba en la otra punta, mientras que en las otras filas se encontraban algunas personas importantes y los ciudadanos de Dagahra.

Historia estaba delante de todos, observando a la puerta con una dulce sonrisa.

No iba a mentir sobre qué se encontraba demasiado exaltada por conocer por fin a Katrina.

Con su reciente reinado había aprovechado a leerse la historia suya de inicio a fin y, al darse cuenta de que las tres paginas del final faltaban, se decidió a investigar para encontrar las páginas.

Debía leerlas. Ya que aquellas tres paginas podían definir la destrucción de la humanidad, o bien su salvación.

Tras unas semanas sin descansar se había enterado que alguna vez aquellas páginas se encontraban en el libro original. Mismo libro que se encontraba escondido en alguna parte, aunque nadie sabría dónde.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la puerta abriéndose, consiguiendo que su sonrisa se ensanchara más.

Fascinó al ver a una chica de pelo blanco y unos ojos igual de azules que el famoso mar, una peca acompañaba en su pómulo dándole un aspecto de rudeza. Llevaba un vestido negro ajustado que había conseguido para aquel evento, resaltando su buena figura y su levemente bronceada piel.

Ahogó un chillido de euforia al oír el rugido del dragón al ver a su dueña. Se notaba lo feliz que se ponía la criatura con el simple hecho de poder observar a Katrina.

Erwin le señaló la boca con el dedo índice mientras se posicionaba a un lado de Hange en primera fila.

Historia se ruborizó levemente al darse cuenta de que estaba con la boca abierta.

La de pelo blanco sonrió de forma arrogante, arrodillándose de forma dificultosa hacia la chica.

La rubia no tardó en levantar con vergüenza a la chica, se negaba a que alguien como Katrina se tuviera que arrodillar ante ella.

- Debería ser yo quien se arrodillara, Katrina. Os debo una disculpa a todos por los policías infiltrados en contra de mis principios. -habló nerviosa, arrodillándose ante la capitana.

- Y yo debo agradeceros por habernos acogido en su hogar. -musitó de forma sincera.

No veía sentido en arrodillarse, o más bien su orgullo se lo impedía. Pero nunca había pensado que estuviera de más agradecer o disculpar por las cosas.

- Es un honor tener a una leyenda como vosotros dentro de los muros.

Ambas se quedaron en silencio, mirándose a los ojos mientras se sonreían agradecidas por las palabras de la otra.

El sonido del chasqueó de lengua de Levi interrumpió el silencio, por lo que Histori no tardó en volver su rostro a uno más serio.

- Katrina Dragan, ¿aceptas el tratado y te comprometes a no traicionar nuestras promesas?

- ¿Como podemos estar seguros de que ellos no nos traicionarán?

Katrina carraspeó incómoda por las recientes palabras de un recluta suyo, y algunas voces le acompañaron de acuerdo con él, sin fiarse del todo de la reina Historia.

- Yo soy Katrina Dragan, de la casa de los dragones, de la sangre de Dracarys, soy la madre de dragones. Y os doy mi palabra, que todos los que os dañen morirán.

Katrina sabía que tal vez no se iban a fiar de Historia, de hecho ninguno lo hacía. Pero si ella hablaba por la reina, creerían ciegamente sus palabras.

Por lo que no le quedaba otra, haría lo mismo que su gente haría por ella. Mataría por ellos, al igual que ellos matarían por ella. Moriría por ellos, al igual que ellos morirían por ella.

La chica contempló como sus ciudadanos sonrieron satisfecho ante sus palabras.

- Si Katrina lo acepta, nosotros lo aceptamos.

Hablo de forma desorganizada una mujer. Los demás dagahrianos asintieron de acuerdo a sus palabras.

- Creemos en nuestra esperanza.

Katrina sonrió ante las palabras que logró escuchar salir de la boca de Toren, y giró su cabeza para asentir con la cabeza hacia la reina.

- Acepto el tratado.

Historia de encontraba boquiabierta ante lo ocurrido. Deseaba que los suyos hicieran aquello por ella, que la trataran con el mismo respeto y la observaran con la misma admiración, la amaban.

Terminó por sonreír, contenta de tener aunque fuera un mínimo de confianza de Katrina. Si aceptaba el tratado, era porque tenia esperanzas en el resultado de aquello.

Tras aquello, la de pelo blanco miró una última vez hacia Historia, antes de empezar a caminar de nuevo hacia la puerta.

No había vuelta atrás.

Las cartas ya habían sido puestas sobre la mesa.

La suerte ya estaba echada.

Solo quedaba observar como la partida se desenvolvía.

La mayoría de personas que se encontraban en la sala no tardaron en salir de allí, siguiendo a la antorcha que les liberaba de su jaula.

Drogo fue el primero en caminar tras su dueña. Que fuera un dragón no impedía que entendiera todo lo que pasaba, y no podía sentirse mas orgulloso de su hermana.

Erwin y Levi intercambiaron miradas de igual manera.

Algo quedaba claro con todo aquello.

Si perdían la poca confianza de Katrina, tendrían a todo unos guerreros en su contra.

Pero si tenían la total confianza de Katrina, conseguirían tener el honor de su gente.

Pero si tenían la total confianza de Katrina, conseguirían tener el honor de su gente

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MOTHER OF DRAGONS | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora