Capítulo 11: Hello, welcome home

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- Drogo. -susurré, en apenas un ápice de voz.

¿Todo había sido mi culpa?

Inspiré el reciente olor a humo, observando todos los cuerpos de los que alguna vez fueron mi familia hacerse cenizas con el fuego de Drogo.

Quise chillar, llorar, pelear, pero no hice nada más que mirar como un pedazo de mi se rompía.

Es todo tu culpa.

Eran las palabras exactas que mi padre había dicho, y las que mi mente no conseguía sacarse de la cabeza.

Pude sentir una lagrima deslizarse por mi mejilla izquierda, por lo que la limpié de forma brusca, reteniendo a no querer llorar frente a nadie.

Tragué el nudo que se había formado en mi garganta, sin girarme.

- ¿Qué haremos con las casas?

- Tu sabrás. -musitó Roland. Por su voz pude notar como se alejaba poco a poco.- Recoge lo que has sembrado, Katrina.

Suspiré, bajando la mirada al notar como me quedaba sola junto a Drogo y a los otros tres.

Me sorprendí al notar como una mano me acariciaba la cadera, por lo que me giré, encontrándome a la gran anciana mostrándome una pequeña sonrisa.

- Tranquila, pequeña. Nada de esto es tu culpa, que no se te meta lo contrario en la cabeza.

Drogo dio un leve gruñido, empujando mi mano con su cabeza dando un leve asentimiento que me demostraba que opinaba lo mismo que Galet.

- Mi padre tiene razón. Os atacaron porque buscaban mi poder.

- Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad.

Negué con la cabeza, sintiendo como mi corazón se encogía sin poder evitarlo.

- Nunca pedí tener poder.

Pude sentir cómo la mayor pasaba unos mechones de mi pelo por detrás de mi oreja, dándole de su apoyo.

- El mundo necesita tu poder, el de Drogo también. Alguien tenía que tenerlo, si lo tenía vosotros es porque sois los únicos capaces y merecedores para ello.

Tras aquello nos sumergimos en un silencio que se me hizo muy sutil.

No sabía que hacer.

Nuestro hogar había sido derruido, costaría meses conseguir arreglar todo como estaba. Aunque pensándolo, si éramos menos necesitábamos menos hogares.

No podía hacer aquello sola.

¿Qué se supone que deba hacer con todo? No puedo cargar siempre sola con todo.

Como si hubiera leído mis pensamientos, Erwin se acercó hacía mi, casi con cuidado.

- Podéis veniros dentro del distrito de Trost. Todos los que quieran pueden convertirse en reclutas, a los demás les acogeremos como uno más dentro de los muros.

Sabía que la mayoría se negaría a aquello. Muchos de los supervivientes no querrían acompañarme, por lo que debería amenazarles con todo lo que tengo para que se vean obligados a su propia supervivencia.

Pero ellos no lo verían así. Verían aquello como convivir con el enemigo, y no como convivir para sobrevivir.

Muchos preferirían volver a reconstruir todo, o incluso crear su propia aldea fuera de las murallas, pero nunca dentro.

Pero no podíamos quedarnos siempre allí abajo. No podíamos seguir viviendo encerrados, ajenos de todo lo que ocurriera, aquello no era sano, no era bueno para nadie.

MOTHER OF DRAGONS | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora