Chapter 3: Greed between riches

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3. Avaricia entre riquezas




"Y la avaricia aparecerá
buscando y amando el poder
de quien gobernará."





— TODOS AHÍ AFUERA NOS CONOCEN niña. Todos te conocen a ti, y conocen tu historia. Ellos te temen, Katrina, saben que eres poderosa.

Galet peinaba a una niña de nueve años. Esta acababa de salir de bañarse, y la gran anciana como siempre se encargaba de peinarle.

Le trenzaba su pelo, de formas tan distintas que la pequeña siempre estaba encantada con cualquier peinado.

— No quiero que me teman, no me gusta.

Desde su nacimiento, hasta gente de su propia ciudad le había temido; a ella y a su dragón. Aunque ella sabía que era algo normal, pues como algún día sus cables se cruzaran podría fácilmente quemar a todos.

Pero odiaba la sensación, ella era aún una cría. ¿Por qué debían mirarle como si fuera diferente?

— La gente solo puede traicionar a quienes aman. Un hombre que quiere ser bueno entre tantos que no lo son labrará su propia ruina. Déjales temer, Katrina.

La nombrada observó la mirada dura aunque reconfortante de la gran anciana, una que nunca iba a olvidar.

Y, desde ahí, Katrina Dragan empezó a amar ser temida y respetada.

(•••)

LAS PUERTAS DE LAS MURALLAS se abrieron de par en par, mientras centenares de cabezas se asomaban esperando a la llegada de la leyenda, a mí llegada.

Todos ahí me conocían. Todos deseaban que aquellas historias que habían escuchado desde pequeños fueran reales.

— ¿Todos sabían de mi posible llegada? -pregunté, observando como las voces se alzaban a nuestro alrededor, mientras entrábamos poco a poco.

— Por supuesto, eres una Dragan. Eres la hija de dragones.-exclamó Hange de forma contenta.

Pude sentir los jadeos al ver a Drogo sobrevolar las murallas, al mismo tiempo que este rugía.

— Necesito ser más que eso. -susurré para mi misma.

Escuché al dragón aterrizar detrás de mí, haciendo que las personas rápidamente se echaran para atrás, alucinadas por el tamaño de la criatura.

Este paró, olfateando el aire mientras iba escaneando con sus ojos a las personas, para lanzar un gran rugido.

— Drogo. -le llamé, observando como Erwin, Hange y Levi giraban hacia la izquierda.

El dragón no tardó en correr para alcanzarnos, provocando que más personas se apartaran.

— ¿Hacia donde vamos? -quise saber, observando como cada vez había menos personas a medida que avanzábamos.

Tan solo podían verse a algunos soldados de la legión de reconocimiento, pues estos mismos bloqueaban el paso a los aldeanos.

MOTHER OF DRAGONS | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora