Capítulo 19: Cautivos del destino

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Acaricie los transparentes vidrios que decoraban la habitación, dejando ver la noche oscura llena de estrellas.

Me estaba cansando de intentar dormir, por lo que no tarde en abrir la ventana y observar hacia abajo.

Abría unos tres metros de distancia con el suelo, por lo que decidí que aquella sería la mejor opción.

Sabía que Erwin se encontraba dando vueltas y vigilando los pasillos la noche de hoy, ya que le había escuchado decirlo en la cena.

Mi mejor opción era aquella, ya que el rubio tenía una manía terrible con las normas.

Me deje caer al suelo, sin desequilibrarme y pasando mis manos por mis pantalones, quitándome cualquier rastro de suciedad en estas.

Escuché la puerta del cuartel abrirse, por lo que no tarde en echar a correr.

Intenté recordar el camino que Levi se había encabezado en enseñarme más que los lunares que rodeaban mi cuerpo.

Logré ver como el camino parecía cortarse, aunque en realidad el camino caía durante unos metros hasta descender y dejar ver la laguna.

Salté, cayendo de rodillas en el suelo y golpeándome, haciendo que mascullara entre dientes.

- Joder...

Bufé, poniéndome de pie con cuidado y limpiando mis pantalones.

- ¿Qué coño haces aquí?

Levanté rápidamente mi mirada para encontrarme con la cara de un malhumorado azabache.

Le escanee de forma lenta, parando en mirar como portaba una camisa junto a unos pantalones negros, y un libro que parecía estar abierto casi al final.

Fruncí el ceño, parando mi atención en aquel libro. Nunca había imaginado que alguien como él dedicara su tiempo libre a leer.

El contrario cerro su libro con brusquedad al darse cuenta de aquello, y no tardó en ponerse de pie para dejar de apoyarse en el mismo muro que yo había saltado.

- Tu me enseñaste este lugar.

Levi se acercó más a mí.- No para que vinieras siempre que te desveles.

A esa distancia pude ver el título de su libro.

Cautivos del destino.

Si antes no me hubiera podido imaginar al chico leyendo un libro mucho menos me lo hubiera imaginado si fuera una novela romántica.

Abrí levemente los ojos con impresión.

- ¿Vienes aquí para leer ese libro? -pregunté, casi fascinada.

- ¿Y a ti que te importa?

Sonreí sin mostrar los dientes, casi sin poder evitarlo al recordar eventos del pasado.- Mi padre nos lo leía a Drogo y a mi cuando éramos pequeños.

- ¡No me importa!

Mi sonrisa se borro de mi cara, observando como sus ojos parecían arder bajo la luna.

- Tienes razón. -susurré, sintiendo ganas de llorar y un dolor en mi garganta subir.

- ¡Vete!

Me enfurecía mucho la actitud de crio que estaba teniendo.

Odiaba que alguien me chillara de aquella manera, pues me recordaba a toda mi niñez en Dagahra, con las regañinas y los chillidos de mi padre.

- ¡¿Por qué actúas así?! ¡Siempre me tratas igual! ¡Sé que no te caigo bien, lo sé! ¡Pero eso no te da derecho de tratarme como si fuera la peor persona del mundo!

MOTHER OF DRAGONS | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora