Capítulo 17: Entrenamiento

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- Yo entrenaré a todos mis reclutas. Solo hay catorce, dejadme tener a todos en mi escuadrón. -hablé al llegar a un lado de Erwin, Levi y Hange.

Todos los reclutas se encontraban entrenando, y pude ver a los reclutas dagahrianos ganarse las miradas atentas de todos.

Se podía notar la diferencia de nivel. Obviamente, los míos siempre serían más poderosos, pues habían sido entrenados por mí.

- ¿Qué pasará con tu padre?

Fruncí el ceño ante las palabras de Hange.

Mi padre no había aparecido en toda la mañana, y no había quedado claro su puesto.

Prefería que permaneciera fuera de todo esto.

Aunque estuviéramos peleados, no quería que le pasara nada. Él ya tenía una edad, y merecía descansar.

- Es lo suficiente mayor para saber por lo que quiere luchar. -musite encogiéndome de hombros.- ¿Cuánto tienen para aprender a utilizar el equipo tridimensional?

- La expedición está programada para la siguiente semana. Si vemos un gran desempeño, nos encargaremos de hacer un par antes de intentar acabar al titan bestia. Así podrán practicar.

Asentí satisfecha ante las plantas de Erwin.

Para ser sincera no me preocupaba sobre el contacto que tuvieran mis reclutas con los titanes.

Ellos era fuertes, podrían con aquello y con mucho más.

- ¿Como es que tus soldados pueden ser tan fuertes? Nunca han luchado contra titanes. No conocen el verdadero peligro. -dijo Levi.

- En Dagahra sí que había peligros. Hace tres años una banda revolucionaria intentó masacrar y robar durante la noche. Querían salir del subterráneo, infringiendo daño a la población.

Hange enarcó las cejas.- ¿Y qué pasó con ellos?

- Fueron ejecutados. Tras aquello me encapriché con enseñar a todos mis reclutas las mejores técnicas de combate cuerpo a cuerpo.

- ¿Hace tres años ya eras capitana? -preguntó Erwin.- Si serias solo una cría.

- Empecé a entrenar con once años. A los catorce me convertí en capitana. -musité sin darle mucha importancia.

(...)

Trono y Devis, dos reclutas de Dagahra, se acercó hasta su capitana.

- Capitana Katrina, nos gustaría pelear en un combate cuerpo a cuerpo.

La nombrada asintió con una apenas notable sonrisa ante las palabras de Trono. Le gustaba que sus reclutas quisieran probarse contra ella.

Todos sabían que perderían, pero aún así disfrutaban con el agridulce sabor de la derrota.

- Será todo un placer, Trono.

Los tres se dirigieron al campo de batalla, donde los demás también se encontraban peleando entre ellos.

Trono no tardó en empujar su puño hacia el abdomen de su capitana.

En un simple movimiento esquivó el puño del rubio, agarrando de este para tirarlo hacia ella, llevándose al chico, quien cedió ante el peso sobre sus rodillas, cayendo el suelo.

Saltó sobré los hombros de este, impulsándose con sus manos para llegar aún más alto y enganchar al otro chico de pelo castaño que era uno de sus reclutas.

Este la miró a los ojos, impresionado por la fuerza de la chica, y por la presión que esta estaba ejerciendo en su cuello con sus piernas.

La femenina se impulsó hacia delante, para dejar caer su peso hacia atrás y dando una rápida voltereta en el aire. El contrario acabo boca abajo en el suelo, justo encima que su amigo rubio, quien estaba con intenciones de levantarse pero al tener el cuerpo de su compañero encima suyo volvió a caer al suelo.

Mientras que Katrina apenas se había despeinado y estaba perfectamente de pie.

Sonrió con suficiencia observando a ambos, quienes jadearon agotados por la escasa pelea que habían tenido.

Dreak corrió hacia su mejor amiga, cogiéndola y elevándola por las piernas, haciendo que acabara sentada sobre su hombro derecho.

- ¡Con vosotros, la madre de dragones!

Sus reclutas rodearon a su capitana, alzando sus manos mientras que Katrina alzaba su mano para tocar las de sus camaradas.

- Mamă!

Aquella palabra era repetida por todos los de Dagahra, creando una sonrisa enorme en la cara de Katrina.

Erwin frunció el ceño, codeando a Roland, quien había llegado en el momento justo para observar la pelea.

Señaló con la cabeza hacia la montaña de personas que rodeaban a la chica de pelo blanco.

- ¿Qué significa?

- Madre. -susurró el hombre.

Levi arrugó su nariz al ver la mueca en las facciones del hombre.- No pareces muy contento con que todos sus reclutas la admiren tanto. ¿Tienes envidia de tu propia hija?

Erwin codeó al azabache por decir aquellas cosas.- ¡Levi!

Roland no tenía envidia de ella.

Estaba enfadado consigo mismo.

Sentía cierta angustia siempre que sus propios reclutas admiraban con tanta fascinación a Katrina. Nunca había sabido si sentía fastidio, enfado o tristeza.

Simplemente se quedó mirando como todos la alababan y le aclamaban, como si de una reina se tratara.

- Ellos nunca me llegaron a ver con esa admiración. Muchos menos morirían por mi, y tampoco confiarían en mi como confían en ella.

Levi se encogió de hombros, enfocando su vista en la brillante sonrisa de la chica. No estaba acostumbrado a verla sonriente.- Eso es porque no eres igual de puro que ella. No eres tan buen líder.

Erwin volvió a codear al chico, solo que ahora con más fuerza, moviéndolo de su sitio.- ¡Levi!

Hange por su parte sonrió hacia el chico, y entorno sus ojos hacia la de pelos blancos, siguiendo la mirada del azabache. Chilló de forma interna por sus pensamientos.

Roland en cambio se quedó en silencio, meditando las palabras que salían de la boca del capitán Levi.

Se sentía como un crío celoso y envidioso. Lo más triste, es que lo estaba de su propia hija.

Se sentía culpable. No tenía motivos de porqué estar envidioso, cuando él era la primera persona que miraba a Katrina de la misma manera en la que lo hacían sus reclutas.

 No tenía motivos de porqué estar envidioso, cuando él era la primera persona que miraba a Katrina de la misma manera en la que lo hacían sus reclutas

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MOTHER OF DRAGONS | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora