Capítulo 24: Tu primero, después yo

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Estiré mis músculos antes de volver a subirme sobre Dogaru.

Debía aprender a manejar a la perfección mi caballo si quería que corriera lo suficiente como para atrapar a Drogo.

- Deberías descansar. En unas horas es la expedición.

Giré mi cabeza para observar como Levi se encontraba apoyado en una pared.

Suspiré, recordaba lo que ocurrió la otra vez.

Negué con la cabeza, tras pensarlo.- No quiero perder mi tiempo descansando.

Empecé a correr con mi caballo, pasando del chico.

No me dio tiempo a avanzar casi nada cuando el mismo azabache pasó volando con su equipo tridimensional y me agarró de la cintura, sacándome del caballo.

- No era una pregunta.

Gruñí, dejando caer mi cabeza en su hombro y sintiendo desesperación e impotencia dentro de mi.

No intenté resistirme, pues para ser realistas estaba demasiado cansada mentalmente, y necesitaba tiempo para mi.

Aunque en aquel mundo era imposible tener tiempo para uno mismo. Lo más importante era luchar la guerra contra los males del exterior de los muros.

Aún me encontraba en brazos de Levi cuando cruzamos por la pequeña sala de estar del cuartel, donde un Dreak dormía a pierna suelta, soltando ronquidos.

- Mira, deberías aprender de Dreak.

Dejé caer mi cabeza hacia atrás, mirando divertida a mi mejor amigo, guardando mis ganas de tirarme encima de él y molestarle para otro momento.

- No es mi problema que él esté durmiendo a cada rato que puede.

El contrario me ignoró, siguiendo su paso pasando por delante de mi puerta.

Intenté alcanzar la puerta con mi mano, pero el chico solo la dio una manotazo para que la quitara y continuó caminando durante el largo pasillo.

No entendía como el chico podía en un principio querer tener nuestra extraña relación a escondidas, pero ahora actuaba como si nada y no le importaba las miradas o lo que pensaran los demás de nuestra rara relación.

Cuando pensaba que me iba a dormir en sus brazos por el cansancio giró a la derecha para dejar ver a una puerta un poco apartada de las demás.

Supuse que era la suya, y mis suposiciones se hicieron ciertas cuando el chico abrió la habitación y el aroma a té negro junto a lavanda inundó mis fosas nasales.

Inspiré con ganas, provocando una sonrisa orgullosa de parte del chico, quien cerró la puerta con su pie y camino hasta la cama, dejándome caer en ella.

Escaneé con cuidado su habitación, dejándole un hueco a él en su cama.

Había una puerta de madera que daba al baño, y otra que supuse que daba a su oficina, puesto a que estaba semi abierta. Su habitación estaba impoluta, con el armario cerrado y una pequeña estantería llena de libros.

- ¿A qué viene esa sonrisa, Katrina?

Le miré por unos breve segundos a sus ojos grisáceos, señalando con la barbilla hacia su estantería.

El contrario negó con la cabeza, intentando ocultar una sonrisa con un chasquido de dientes.

- Anda deja de ser una idiota y duérmete encima de mí.

Golpee al chico en el pecho por sus palabras sin filtro.

Me gustaba que actuara así. Al parecer tras lo del otro día había ganado bastante confianza.

Aunque era normal. Siempre que tenías sexo con alguien creáis una especie de conexión íntima con la otra persona.

Roté por encima suyo, acariciando con cuidado su marcado pecho.

- ¿Estas seguro de que quieres dormir?

Pude ver a Levi sonreír ante mis palabras, llevando sus manos hasta mis caderas para empujarlas hacia él, sacándonos un jadeo a los dos.

- No lo sé, dímelo tú.

No conteste, simplemente levante mi cabeza para ir a dejar un beso en su mejilla, pero este giró también su cara en mi dirección, haciendo que accidentalmente nos diéramos un beso.

Mientras que yo me reí, pude notar como la piel del contrario se ponía de punta, y como se sonrojaba hasta ponerse nervioso.

Le miré al los ojos, viendo como estos apuntaban hacia mis labios, y pude sentir su respiración entrecortada sobre mi boca.

- ¿Me dejas besarte? -su voz sonó de forma cortada y suave, casi susurrante.

Mostré una suave sonrisa con mis perfectos dientes, llevando mi mano derecha al mentón de Levi para empujar su cabeza hacia la mía, cerniendo mis rosados labios sobre los suyos con sabor a menta.

Noté su frío tacto de manos pasar por debajo de mi camiseta, hacia mi espalda baja, aunque con mucha torpeza. Me reí, llevando mi mano desocupada hacia una de sus manos y tirando de esta hacia mis caderas, provocando una aceptación de forma indirecta a su tacto.

Lleve mi mano hacia su cadera, empujándola hacia la mía, sintiendo como el masculino que se encontraba debajo de mi suspiraba, separándose del beso por un corto segundo, antes de volverse a acercar hacia mis labios.

Eche mi cara hacia atrás, evitando el toque de ambos labios.- ¿Por qué tan nervioso, Levi? ¿Tienes miedo de que te muerda?

Observe cómo abría la boca para responderme, pero antes de que las palabras pudieran salir de su boca junte de nuevo nuestros labios, empujando mi lengua dentro de su cavidad bucal de forma lenta y sensual.

Ahora era su cuerpo el que parecía necesitar entrar en contacto con el mío, elevándose para eliminar cualquier distancia.

Moví mi mano hacia debajo de su camiseta, acariciando su cadera con las yemas de mis dedos y empujándolo ahora hacia el colchón, al mismo tiempo que de forma lenta me separaba de él.

Suspiré, dejándome caer en el colchón y enviando de nuevo mi cabeza sobre el pecho del chico, dejando suaves caricias aún en su cadera.

Me gustaba causar aquello en él.

Ver como en un principio siempre se veía seguro para llevar las riendas.

Pero las llevaba yo, por lo que siempre los roles acababan invertidos y él era el que acababa nervioso y sonrojado.

Pero las llevaba yo, por lo que siempre los roles acababan invertidos y él era el que acababa nervioso y sonrojado

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MOTHER OF DRAGONS | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora