Capítulo 23

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Y ahí es, bajo la luz de la luna reflejada en sus ojos verdes que me miran fijamente, con intensidad, transmitiendo cada sentimiento que no puede pronunciar. Con ansia por saber mi respuesta, la cual me tomo mi tiempo en dar, pues me dedico a memorizar todos los detalles de su rostro.

Cuento cada peca que hay decorando su cara. Me fijo en esos pómulos marcados, al igual que la mandíbula. La pequeña sonrisa que trata de reprimir, pero no lo consigue del todo. Sus labios rositas pero finos. El pelo castaño despeinado que le llega a rozar sus gruesas cejas. Noto como el pulso se le acelera más y más por cada segundo que pasa, y como él también comienza a recorrer mi rostro con la mirada, preocupado, tratando de descifrar mis pensamientos.

Le pongo una mano encima de la suya, que se encuentra sobre mi muslo. Calculando el pulso que tiene a través de las venas de su mano. Disfruto de este silencio, lleno de tensión, expectativa. De dos latidos acompasados y a su vez, acelerados. Intercambiando palabras entre ellos.

Sonrío con todas mis ganas, genuinamente, cuando ese pinchazo en el pecho me indica que es él, que no voy a poder querer a nadie como lo hago. Sorprendiéndome por la contundencia de mi decisión, de las ganas que tengo de decirla en alto, y de gritársela a las estrellas hasta quedarme sin voz. Sorprendiéndome al darme cuenta de que yo también espero mi respuesta tanto como él. Al darme cuenta de que somos la oscuridad de la noche y el comienzo de la tormenta, un caos que nos une. Y de que no me asusta sentir eso.

- Claro que sí, cacho de gilipollas. - Por fin contesto con más emoción de la que me gustaría. No me había dado cuenta de que no había podido respirar hasta que no le he contestado. Mi sonrisa se ensancha, y le doy un abrazo, hundiendo mi cabeza en el hueco de su cuello, y uniendo nuestros pechos, con la esperanza de que sienta lo mucho que he querido decirle eso.

- No podías evitar insultarme, ¿eh? - Dice soltando una risita nerviosa. Noto como le tiembla un poco la voz, y el cuerpo, cuando me acerca más a él, intentando que no quede espacio que nos pueda separar.

Deposita dulces besos alrededor de mi cuello. Demostrándome lo mucho que le gusta estar así conmigo. Yo pongo los dedos tras su nuca, enredándolos en su suave pelo. Dejando que moje mi piel a la vez que lo hacen las gotas de lluvia que comienzan a caer.

Suelto un jadeo de placer, y bajo mis manos por su torso. Las meto por debajo de su camiseta, y notando como hace contraste su caliente piel con mis frías manos. Lo acerco más, si es que eso es posible, haciendo que él cambie su postura, y me bese en la boca. Esta vez ya nada es dulce. La intensidad, las ganas, el calor, sube con la misma velocidad que el agua baja del cielo, empapándonos.

Abro paso en su boca, y uno nuestras lenguas, las cuales se funden la una en la otra, y encajan como si hubiesen estado hechas para esto, para crear un "nosotros". Deja de acariciar mi espalda para ir lentamente hacia mi parte delantera. Bajando con tranquilidad por mi cuello, como si estuviese midiendo cada centímetro de mi cuerpo. La anticipación me debilita, obligándome a descansar mi frente en la suya mientras le muerdo el labio. Sigue bajando las manos con tranquilidad, mientras que yo, por el contrario, subo una de las mías hacia su nuca para intensificar el beso, y dejo escurrir la otra por su chorreante pelo hasta llegar a su culo, y apretarle a mí. Puedo notar su dureza, como esa erección va aumentando a medida que sus manos tocan mis pechos por encima del vestido.

Los aprieta delicadamente, pero con la suficiente fuerza como para conseguir que suelte un gemido, el cual hace que un leve gruñido escape de sus labios, y que esa erección se endurezca más contra mí.

Los segundos juntos pasan, pero los dos sabemos que no nos podemos permitir descontrolarnos demasiado. Pues la lluvia comienza a sonar a tormenta, y el agua ya nos ha calado hasta los huesos, uniéndonos más. mPor lo que la intensidad del momento se vuelve más dulce. Empezando a saber a un "volveré". Nuestros cuerpos se van separando poco a poco, como si les doliese hacerlo. Hasta que, finalmente, deposito un último besito sobre sus labios, y él hace lo mismo en la punta de mi nariz, mirándome intensamente.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2022 ⏰

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