Capítulo 14

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Son ya las dos de la tarde cuando la campana que indica el final de la jornada comienza a sonar. Will no Ha despegado los ojos de mi en toda la clase, - He de admitir que yo tampoco he dejado de observarle -, no se ha acercado para ver que tal estaba, pero no le voy a culpar por ello, pues yo también me he limitado a observarle desde mi sitio. John se ha girado hacia mí nada más la profesora ha indicado que la clase había llegado a su fin. Tiene una mirada divertida, y una sonrisa maliciosa le baila en los labios.

-Princesa, ha llegado la hora que todos esperábamos, demuéstrale al principito ese quien tiene más experiencia. – Estaba bebiendo un poco de agua cuando lo ha dicho, casi me atraganto. Intento disimular mi sorpresa como puedo, poniendo los ojos en blanco. Él me da un codazo y su sonrisa ensancha. Mi respuesta es una mala cara.

Me acompaña hasta la puerta de entrada del instituto, mientras esperamos a que Will salga. En cuanto un castaño de preciosos ojos verdes se aproxima a nosotros, mi mirada se centra en este más de lo que me gustaría. No me había fijado en lo guapo que iba, tiene el pelo despeinado, y anda lento, como si quisiera alargar este eterno momento. Las ganas de volver a estar a solas con él empiezan a ser notables por todo mi cuerpo, el corazón aumenta su ritmo a cada paso, y un cosquilleo me recorre el cuerpo desde la punta de los dedos.

William me envuelve en un cálido y duradero abrazo en cuanto llega a nosotros, justo antes de que mi querido mejor amigo le interrumpa cuando va a decir algo.

-Kaest, cuídamela, y quiero que pueda andar cuando la vuelva a ver, mañana nos vamos de paseo por la montaña. – Esas palabras le sacan a Will una mirada divertida, en cambio mi cara debe de ser un cuadro, pues los dos se empiezan a reír a carcajadas, a mi costa. Le lanzo una amenazadora mirada al pelinegro de mi lado para que se vaya y deje de decir burradas. – Ya de paso mentiras también –.

-¿Sierra? ¿Qué sierra? Creo que te has confundido, el que tenía que ir eras tú, no yo, y si mal no recuerdo, tu perro te está esperando para que vayáis juntos, a-ho-ra –. Le muestro una sonrisa significativa, que por supuesto John entiende, pues se gira para dejarnos solos tras asentir. Estoy a punto de soltar un suspiro de alivio, cuando se para, y se gira en nuestra dirección. – Otra vez –.

-Vale fiera, lo pillo me voy, has descartado la idea del trío. – Mis ojos se abren como platos, a la vez que John comienza a reírse a carcajadas, y Will se esfuerza por no hacer lo mismo. El color llega a mis mejillas junto con el calor, y rezo para mis adentros por que no esté tan roja como supongo. Asesino a mi amigo con la mirada, haciendo que este levante las manos en signo de rendición y se vuelva para seguir con su camino. Aunque no sin antes guiñarnos un ojo, a lo que yo respondo poniendo una mueca.

-¿Descartaste la idea de hacer un trio?- Me pregunta Will, - En serio, hoy se han puesto de acuerdo todos para joderme el momento –. Arqueo una ceja divertida a modo de advertencia, aunque lo cierto es que por dentro estoy muerta de la vergüenza.

-Bueno, es que… Te prefiero para mí sola. – No se de dónde he sacado el valor para decir eso, pero juro que me ha salido solo. Esbozo una tímida sonrisa, que hace que el chico se acerque más a mi y ponga un brazo sobre mis hombros. Automáticamente, mi pulso se dispara descontroladamente, al igual que los latidos de mi corazón, las mariposas llegan a mi estómago, y una sonrisa ilumina mi cara. Pese a eso, solo me giro para mirarle cuando habla.

-Yo también te prefiero para mí. – Es casi un susurro, y probablemente no lo haya dicho con la intención de que lo escuchara, pero tiene la cara pegada a mi pelo. Esas palabras hacen que se me erice la piel, mi pecho se hincha de felicidad, y la sonrisa de mi cara se ensancha, a pesar de que intento reprimirla. Will me mira fijamente a los ojos con la cara iluminada, aunque en cierto modo también avergonzada.

Contigo y sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora