Dos meses habían pasado ya desde que Terry y Candy habían decidido comenzar nuevamente su relación; habían hablado con Susana y todo estaba aclarado por el momento, y se habían dado cuenta de que era una de las mejores decisiones que pudieron tomar los tres, pues constantemente Susana y Candy intercambiaban cartas para saber qué había pasado la una con la otra.
Del lado de Susana, ésta siempre comentaba que todos los días había estado avanzando un poco con su recuperación, y que la visita del terapeuta que habían contratado la animaba cada vez más, porque después de eso ella misma mencionaba que quería volver al escenario fuera como fuera, a final de cuentas lo que más le encantaba hacer era actuar y no le importaban los papeles que interpretaría de ser así. Al leer las cartas de Susana, Candy se emocionaba bastante pues podía respirar una paz interior que ya hace tiempo había dejado de sentir y ahora podía decir que esa chica asustada y deprimida podía volver a ver las cosas con claridad y que poco a poco volvía a retomar las fuerzas que se le habían desvanecido al lado de la persona que ella creía amar, Candy por su aparte le respondía que no podía estar más orgullosa de ella, pues era la chica más valiente que había conocido, y que siempre le va a estar agradecida por todo lo que había hecho por Terry.
La joven pecosa suspiraba de amor cada que veía a su amado, luego de terminar de escribir la ultima carta para Susana de ese día, miró a su adorado Terry, quien acababa de llegar de su paseo a caballo, regalándole un beso en la mejilla y preguntando con la mirada para quién era esa carta.
—Me da gusto saber que Susy este retomando sus terapias, me lo ha dicho — Contestó Candy ante la mirada curiosa de Terry.
Terry sabía que ellas se escribían a menudo, pero aun le incomodaba esa idea, era extraño pensar que su expareja y su actual novia estuvieran intercambiando correspondencia como si no hubiera pasado nada, y en cuanto a él, decidió que no debía tener contacto con ella pues pensaba que aun le hería el hecho de que estuviera con Candy, la mujer que de verdad amaba, a estar con ella. Pero, aun así, Candy siempre le mandaba saludos de su parte.
Luego de dejar a su amada novia, Terry se dirigió a su estudio para poder inspirarse al escribir un nuevo guion que desde hace tiempo había tenido en mente, pero dadas las circunstancias de sus tormentos y su vida pasada le impedían dar ese paso. Mientras Candy, aún estaba sentada en su mesita donde escribía cartas y poesía, se recordaba lo maravillosos que habían sido esos últimos dos meses a un lado de Terry.
Después de que dejaron New York y la casa de las Marlowe, Albert habló con Candy en privado, se dirigieron al hotel más cercano y charlaron acerca de los nuevos planes que traía en mente la joven.
—No tengo idea. — Contestó ella con mirada fría.
Candy, aún seguía un poco molesta con él por el hecho de haberla abandonado tanto tiempo y de no avisarle cuales eran sus planes para con Susana, creyó que Albert le había ocultado cosas y eso la hería de alguna manera, pero el bondadoso chico le hizo ver que sus intenciones jamás fueron esas, y ella miró los frutos.
Albert Ardley al enterarse de que el chisme de la alta sociedad estaba siendo alimentado por su quería protegida y de su único mejor amigo, sintió que su deber era arrancar el problema de raíz, y eso era un poco riesgoso. ¿Ir a hablar con Susana Marlowe? Era como tirar una piedra al fondo del océano, no sabía qué esperar, pues nunca tuvo la oportunidad de conocerla, y tenía miedo, pero aun así tomo el riesgo por Candy, no quería que además de difamar la imagen de ambos jóvenes, la tía abuela Elroy volviera a entrometerse o peor aun que le diera un patatús del disgusto que Candy le estaba provocando.
Antes de que se desatara todo un caos, Albert quiso arreglar todo eso, pero nunca pensó que fuera tan sencillo, y no sé imaginaba el por qué. Susana por su parte también se llevó tremenda sorpresa al saber que el mismísimo William Albert Ardley, uno de los hombres mas ricos del país, llegara a verla, y en una de las cartas de Candy, le confesó que se sintió sumamente atraída por el joven.
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Eres mi amor eterno
Любовные романыDespués de que Candy regresara a la mansión de Lakewood, Albert se percata de que la pecosa no es muy feliz del todo. Él trata de animarla dejándola vivir a su manera, pero no funciona. Candy sólo esconde su tristeza y trata de complacer a todos con...