Capítulo 14: Voy a luchar por ti

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Después de la hermosa fiesta a la que habían asistido todos menos Candy, en el comedor Albert les hablaba de que esa misma tarde partirían de nuevo hacia Chicago, para posteriormente él y Candy regresar a Lakewood. No todos estaban contentos, a Edward, quien estaba ahí como invitado junto con Patty, les pareció una muy amarga noticia. Pero Albert tenía un As bajo la manga, y es que ya sabía que en cualquier momento Patty se iba a sentir sumamente triste por despedirse de sus amigas, así que antes fue a visitar a su padre, cuya persona ya se había hecho muy amiga de él. Así que, el ser O'Brien, ya estaba tomándole confianza al joven William, así que, por petición Albert, Patty iría a pasar las fiestas a Lakewood.

Candy y Annie estaban felices, el primer año que pasarían navidad juntas y lo mejor de todo es que no sólo sería la fiesta de navidad, había muchas cosas que celebrar.

Edward estaba un poco confundido por la situación que había pasado la noche anterior, por un lado estaba Eliza que todo el rato estuvo alardeando sobre sus ex amoríos, hablando mal de Candy y de quien se le cruzara enfrente; y por otro lado, estaba Letty, quien lo confundió a un más. En un momento ella no se le quitaba de encima, es por eso que Eliza comenzó a reclamarle, hasta que armaron un papel en el cual el joven tuvo que intervenir.

Por esa razón no puso ni un poco de atención a lo que decía Albert. Sólo pasaba su vista de vez en cuando hacia Eliza, y ella seguía sonriéndole.

La hora del desayuno, pasó muy lenta para Edward, Eliza siempre trató de coquetearle, pero no podía sacarse a Letty de la cabeza, por un momento recordó que lo había hecho reír, así, cuando salió del comedor, esbozó una enorme sonrisa y Candy quién pasaba por su lado, se le ocurrió preguntar:

— ¿Quién es motivo de esa sonrisa?

— Nadie, nadie que no seas tú —. Le contestó el joven sonriéndole.

— No parece — Dijo Candy divertida — Pero me alegra que estés feliz.

— Siempre lo soy cuando estás conmigo, Candy. Me alegra que volverás a Chicago y Patty irá con ustedes, pero no dejo de pensar en que esto puede ser una despedida muy larga —. Comentó Edward cambiando el tema.

— No lo será si decides ir con nosotros, Ed — Dijo Candy sonrió.

— ¿Eso es es una sugerencia? — Preguntó el joven animado — Si es así, entonces no debo estar triste.

— No, no hay razón. Albert no te lo dijo, pero creo que le agradas, además no hay inconveniente con eso —. le dijo Candy feliz. Además había esbozado una enorme sonrisa.

Habían pasado varios días juntos, estando en Florida, Edward se había encargado de que Candy se olvidara de sus problemas al menos por un rato. Lo admitía, era encantador, sólo había un pequeño detalle, aún no le terminaba de gustar, sólo lo veía como un buen amigo.

Durante toda la tarde, las chicas se estaban despidiendo de la casa nueva de Florida, alegando que volverían pronto. Eliza sólo rodaba los ojos porque a su parecer se veían ridículas haciendo eso.

Ya estando en la estación, George llegó con la noticia de que Patty y Edward los alcanzarían dos días más tarde, esto porque la madre de Patty estaba por celebrar su cumpleaños. Albert no dijo más y tuvieron que partir entonces.

Candy, se sentó a un lado de la ventana, el viaje era largo y eso siempre le hacía aburrirse, además no dejaba de pensar en Terry, según ella, los años que pasó alejada de él, le habían servido para olvidarse por completo de todo lo que sentía; se iba a olvidar de su cara, de sus ojos, de su increíble aroma, de su cuerpo, de todo él. Pero era curioso, de repente había aparecido de nuevo, de la nada, en un lugar en donde se supone que no debían encontrarse, y todo lo que sentía por ese joven en la escuela, regresó. Ese amor tan puro que sentía cuando lo veía.

Eres mi amor eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora