Candy se llevó una de las más grandes sorpresas que jamás haya esperado, pero aseguró que prefirió esa en lugar de las que le daba la tía abuela; luego de ver a su vieja amiga Karen Klaiss, parada en la entrada de la mansión de Lakewood, se llevó las manos a la boca para sostener una risita que tenía resistiendo ahí para no parecer grosera, pero le parecía tan cómica la escena al ver la cara de Albert; él también lucía sorprendido, muchísimo más que Candy, pero se había puesto pálido como un fantasma.
–Karen, ¿qué haces aquí? – Preguntó él más que sorprendido.
—Ay, Albert, no luces muy feliz de verme. Eso no importa, lo importante es que estoy aquí — Contestó ella dejando sus cosas a un lado.
Detrás de ella, venía una cargada y estresada Letty, pues Karen, además de las cosas que había puesto ahí, tenía a Letty como su botones de Hotel, llena de más cosas aparte de las de ella misma y como la joven e inexperta actriz era muy buena con su colega Karen, no podía decirle que no a sus abusos.
—¡Oh por Dios! Déjame ayudarte — Dijo Candy quien estaba detrás de Albert.
—Descuida, estoy bien, ahora.
Ambas rieron, luego Candy tomó una de las maletas que traía consigo Letty.
George llamó a algunos sirvientes para que dejaran las cosas en alguna habitación que estuviera disponible, ya que, esa noche la casa estaba llena, por suerte, era grande así que había una que otra habitación vacía al menos para las dos jóvenes.
—Yo estoy igual de sorprendida que estén aquí—Pronunció Candy después de su largo silencio.
—Lo sé, es una sorpresa y quizá grosería por no avisar antes que íbamos a llegar. —Dijo Letty.
—Para nada, son bienvenidas, pueden estar aquí el tiempo que quieran. —Dijo Albert como siempre como un caballero.
—Lo siento, si no avisamos antes, pero en realidad sí era una sorpresa, esperaba con ansias verte de nuevo. —Dijo Karen a Albert quien se ponía nervioso por su poquísimo contacto.
—Yo aún sigo confundida — Candy les llamó la atención.
—¿Cómo? — Preguntó Karen un poco ofendida. — ¿Qué hiciste todo el tiempo que estuviste en Florida?
—Ah... supongo que no me he enterado de mucho. — Contestó la pecosa.
—¿Albert has estado ocultándole cosas a Candy? — Karen preguntó con toda la intención de hacer sentir mal a la joven rubia.
—No, pero no había tenido el suficiente tiempo para contarle, Karen, estaba apunto de hacerlo de no haber sido por tu maravillosa sorpresa — Contestó él con tono burlón.
—Decirme ¿qué?— Preguntó Candy.
—Que estábamos saliendo en Florida, mientras tú no sé qué hacías — Contestó Karen con rapidez sin dejar chance a Albert de explicar mejor.
—No estoy sorprendida por eso, me habían contado haberlos visto juntos, pero no sabía que en realidad la que esta enamorada de Albert eres tú, Karen. — Dijo Candy burlándose ahora de ella.
Karen se puso roja como tomate y Letty se tapó la boca para contener una risita que estaba apunto de salir, así que la pelirroja la miró con desprecio.
—Pues... pues...
—Karen, Candy, hoy es el día de la fiesta de Navidad organizada por la tía abuela Elroy; eso significa que es un poco tarde, si ella ve que han llegado tarde será la última noche de todos. Así que, ¿podrían alistarse? — Pidió Albert antes de que las chicas continuaran atacándose.
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Eres mi amor eterno
RomantizmDespués de que Candy regresara a la mansión de Lakewood, Albert se percata de que la pecosa no es muy feliz del todo. Él trata de animarla dejándola vivir a su manera, pero no funciona. Candy sólo esconde su tristeza y trata de complacer a todos con...