Capítulo 3: La fiesta que estaba esperando

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Durante un año, Candy se había enterado de pocas cosas gracias al periódico, lo dejó de leer por una noticia que le destrozó el corazón. La última vez que había leído un periódico fue uno que Albert le compró para que leyera la sección de sociales. 

Ya tenía una idea de que Annie y Archie estaban comprometidos, pero en esa noticia habían hecho público su compromiso. Candy, inmediatamente envió una carta a Annie felicitándola. Albert también estaba muy contento al enterase de aquella noticia por eso, aun sabiendo que su pequeña pecosa no leía el periódico, decidió compartirle algo que sabía que le iba a traer un poco de alegría.

Annie sabía que la boda se celebraría después de la graduación de su novio, pero para eso no faltaba mucho, así que no estaba para nada ansiosa, pero sí muy contenta de saber que se iba a casar con el hombre de su vida, con el amor de su vida. No cabía tanta felicidad en ella, y por eso compartió su felicidad con el mundo. Desde que Archie se lo propuso, la madre de Annie había estado haciendo muchos planes. Se sentía dichosa porque su hija había encontrado un hombre con un alto prestigio como Archie, además de ser parte de una de las familias más ricas del mundo. Entre los planes de la señora Britter era hacer una fiesta enorme, donde estarían invitados las familias aristócratas con más fama en Estados Unidos. Claro que a Annie ni a Archie, ni al señor Britter les encantaba la idea. Annie planeaba hacer algo más sencillo donde sólo estuviera la familia de los Britter y los Ardley.

La señora Britter se decepcionó un poco, pues ser extravagante y presumir de más era lo suyo. Pero como aún faltaba mucho tiempo para la boda, señora Britter no dijo más. Annie, aún era muy tímida, y detestaba decepcionar así a su madre, pero sabía que era su turno de hacer lo que quería, y quería planear su boda como ella soñaba.

Mientras tanto en la familia de los Ardley no estaban tan emocionados como los Britter, pues la tía abuela Elroy aún tenía poder, y ella prefería ser reservada, e igualmente le desagradaba la idea de que Archie se iba a casar con una muchacha del Hogar de Pony. Era como tener a otra Candy rondando por ahí haciendo de las suyas, pero nunca mencionó nada, sabía que Archie de todas maneras se iba a casar y no podía impedirlo, sólo que no la hacía muy feliz. Esta vez, Albert no influyó en su decisión, ya que no tenían contacto frecuente, y la tía abuela estaba entendiendo que sus sobrinos estaban viviendo su propia vida. Una de las personas que estaba muy disgustada con la noticia cuando se hizo pública, era la señora Legan.

Los Legan por su parte, jamás se habían interesado en un muchacho sin importancia dentro de la familia Ardley, o sea Archie. A quién siempre trataron de impresionar y parecer los mejores dentro de la familia era a William Albert. Pero al enterarse de que el "vagabundo" de Albert era el jefe de la familia Ardley, se apartaron completamente, en especial Eliza que aún quería hacerle la vida imposible a Candy. Todos ellos sabían que Candy era la protegida de Albert y que alguna falta hacia ella era un castigo muy cruel por parte de toda la familia. Así que las maldades de Eliza y Neil descendieron al punto mínimo, además de que se habían quedado también a vivir en su mansión de Chicago.

Al enterarse de que Annie se casaría con un hombre de la casa Ardley, la señora Legan regañó a su hija, por no saber escoger bien a los hombres. Muchos sabían de la mala reputación que tenía Eliza con los hombres, menos su madre y padre claro. Pero aun así el mayor sueño de su madre era hacer crecer su fortuna casando a sus hijos con familias aún más ricas que ellos. Pero sus sueños habían sido frustrados al enterarse que otra hija de Pony sería parte importante de los Ardley. Pero a diferencia de la tía abuela Elroy, la señora Legan y Eliza ardían de envidia, porque ¿cómo era posible que dos hijas de Pony eran más ricas que ellas?

Una sola noticia y demasiadas emociones. Por supuesto que Annie estaba pasando desapercibida por las sensaciones que había causado, y lo único que le importaba era que estaba enormemente feliz y que sus verdaderas amigas estuvieran ahí para ella.

Eres mi amor eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora