Capitulo 19: Desiciones

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Candy no podía creer lo que acababa de escuchar. Si bien, en la época en que los dos estaban en el colegio sabían que se querían con locura, pero ella no lograba entender si realmente era amor en ese momento, estaba confundida... Habían pasado por tanto y también el tiempo se encargó de acomodar algunas cosas.

Claro que ella era feliz en ese momento se sentía dichosa, el chico del que se enamoró justamente en ese momento se le había declarado, como nunca antes, era el momento.

No lo dudó, no dudaba que lo amaba también, pero tenía miedo de pronunciar palabra, ¿qué pasaría después de decirlo ella también? Sí, el tiempo lo cura todo, pero aun había eslabones que cerrar.

Susana y Edward por ejemplo. Candy pensaba en ambos. Edward nunca le declaró que sentía algo por ella, pero lo presentía además de que era un poco obvio, y por otro lado la desdichada de Susana. Terry se había encargado de aclarárselo, pero no entendía, Candy quería asegurarse que ella estuviera cien por cien feliz antes de cometer cualquier tontería.

Candy sonrió. ¿Qué más podía hacer? Era como volver aquellos días en los que los tiempos eran más sencillos y la única preocupación de ella era saber qué camino tomar, ahora que lo tenía, los problemas fueron aumentando.

Después agitó su cabeza para poder aclarar sus ideas.

—Estoy segura, Terry, y yo... siempre te he amado. —Confesó ella con una sonrisa radiante.

—Permíteme estar contigo, pecosa —Terry sin dudarlo la abrazó.

—Prométeme una cosa, ¿sí?

Él se quedó tomándola por los brazos para mirarla una vez que le llamó la atención, sabía que le iba a pedir algo sumamente difícil y por eso torció los ojos.

—Dímelo —dijo con fastidio.

—No sé qué puede llegar a ocurrir después de ahora, pero quiero que hables con Susana, yo hablaré con Edward mañana que lo vea, sé que él entenderá así como espero entienda Susana. — Dijo Candy usando su tono de voz más serio.

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Acaso el niño rico ese quiere contigo? —Preguntó celoso.

Candy puso los ojos en blanco.

—No estoy segura, pero lo sospecho. Pero me lo prometiste, así que si quieres estar conmigo a partir de ahora, haz eso. — Concluyó ella cruzándose de brazos para imponerle la orden.

—Esta bien, pecosa —Dijo por fin él.

—Y otra cosa... deja de llamarme "pecosa" —Lo regañó ella.

Él sólo soltó una carcajada.

Era inevitable, pero Candy se ponía muy contenta de tenerlo cerca, había valorado el coraje que él tenía de llegar hasta su lugar favorito en todo el mundo solo por ella, y sobre todo en una noche muy importante.

Las horas fueron pasando y ellos sólo se quedaron contemplando la luz de la luna, contándose anécdotas que ambos desconocían después de haber pasado tres años separados. Terry no quería que se llegara la hora en que tenían que despedirse, sólo la miraba a ella de vez en cuando, cuando ella volteaba a verlo le regalaba una sonrisa, ella sólo se sonrojaba pero como la luz que era tenue no dejaba verlo por completo, todo aquello significaba que ambos se amaban, no era necesario decir una sola palabra, ni siquiera decir "te amo" de nuevo era necesario, era muy obvio.

Eres mi amor eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora