Capítulo 15. Lo maravilloso de lo inusual.

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     Los días siguieron su curso, iba a la universidad y estudiaba con mis amigos en lugares muy públicos

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     Los días siguieron su curso, iba a la universidad y estudiaba con mis amigos en lugares muy públicos. Hablaba con mi familia en los tiempos libres y en horarios adecuados por la diferencia de hora.

     Ronald me llevaba e iba por mí sin falta, usé la tarjeta para reparar mi auto y tuve que decirle a mi papá que un tipo borracho se nos metió por el camino, y que a pesar de todo eso salimos ilesos.

     Mi herida estaba sanando y para ocultarla usaba chaquetas y sudaderas. Ronald estaba demasiado serio y eso empezaba a preocuparme, parecía aislado y teníamos varias noches sin hacer nada más que dormir. Me abrazaba a él pero solo eso, y me frustrada la idea de que siguiera culpándose por lo que sucedió la semana pasada en el parque.

     Una noche, mientras dormíamos, intenté rozar con mi trasero su masculinidad para provocarlo, el deslizó una mano por mi cuerpo hasta mi muslo y yo ya estaba sonriente por ese acto, pero todo acabó cuando ejerció presión para detenerme y gruñó adormilado.

     —Esta noche no, Aurora.

     Casi no teníamos conversación y la poca que lográbamos tener él la cortaba con sus respuestas secas.

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     Esa noche en su casa después de terminar con mis deberes fui a buscarlo al cuarto de entrenamiento, estaba suspendido en lo alto de una barra e impulsando sus piernas hacia adelante con el abdomen descubierto que se contraía en cada flexión.

     Me miró serio y se detuvo para dar un salto al suelo, su pecho se inflaba por su respiración irregular y me puse nerviosa de verlo tan... atractivo. Me sentía como polilla loca por llegar a la luz y explotar.

     — ¿Pasa algo? —preguntó secamente.

     —Eso es lo que yo también me pregunto, estos días has estado muy... ausente.

     —Estoy contigo todo el tiempo.

     —Físicamente, pero tu mente no lo parece.

    Frunció las cejas y caminó por el cuarto hacia una bolsa de box, de la cual se colgó y uso la parte superior de su cuerpo para hacer abdominales desde esa posición.

     Me estaba evitando.

     Pero esto no se quedaba así. Caminé hasta quedar alado del saco donde seguía haciendo abdominales como un lunático del ejercicio.

     —Me estás evitando y quiero saber ¿Por qué?, ¿Estás enojado conmigo? ¿Qué he hecho?

      Él resoplaba con esfuerzo en cada flexión, ignorándome por completo.

     —Ronald, te estoy hablando.

     Refunfuñó, y de un ágil salto hacia el frente quedó de pie y me miró con un rictus serio que logró intimidarme por un momento.

3º FRENESÍ: ¿Para siempre juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora