Capítulo 1. La casa de terror.

293 46 261
                                    

20 de agosto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

20 de agosto

     —Bien, Aurora, llevamos diez semanas de terapia —comenta el doctor Campbell con esa voz relajante y profunda que lo caracterizaba como un hombre de confianza—. ¿De qué eres consciente ahora?

     Me encontraba frente a él, sentada en el mismo sofá que fui utilizando estas diez semanas con él. Era el psicólogo de la facultad y decidí tomar terapia para trabajar los problemas que había estado arrastrando estos últimos meses.

     —He aceptado que mis inseguridades me dominaron, que no fui capaz de confiar en esa persona —me dolía recordarlo—. Que me mentí todo este tiempo al querer fingir que confiaba cuando no era capaz de hacerlo, le hice daño y me hice daño, y quiero perdonar para avanzar.

     Vi al doctor Campbell y asintió con esa aura de paz que transmitía.

     Las finas canas de su barba me hacían despertar una confianza absoluta en su profesionalismo.

     —El ejercicio que haremos hoy se llama: La silla vacía —comenta al entrelazar sus manos—. Posiblemente ya la conoces y sabes de qué va, es una técnica que nos ayuda para nuestros asuntos inconclusos y es momento que tú lo hagas.

     Asentí.

     El doctor acomodó una silla frente a mí y él tomó distancia para darme el espacio adecuado. Me pidió cerrar los ojos, que respirara hondo y que posteriormente fuera visualizando a esa persona con la que quería hablar.

     —Ronald...

     —Bien, describe a Ronald.

     —Alto, cabello negro, tez blanca, cejas pobladas, una sonrisa noble, lleva su cazadora negra...

     —Estás frente a Ronald, Aurora, yo no existe en este momento, solo mi voz. Te pido por favor que le digas a Ronald todo lo que sientes.

     Mi nudo en la garganta se intensificó y tomé mi tiempo para aclarar mi voz y hablar.

     —R-ronald... perdóname... perdón por no estar a la altura de tu cariño y amor, fui insegura, todo a mi alrededor me mataba de celoso. Heather me cegó... perdón por no confiar en ti cuando tú has sido claro y me demostró de tantas formas que me ama, cometí el peor de los errores y lo siento tanto.

     Hubo un momento de silencio y el doctor Campbell habló:

     —Bien, pasa a la silla de enfrente, respira, toma la postura de Ronald y respóndele a Aurora.

     Lo hice, entrar en la piel de Ronald fue difícil, tenía los ojos cerrados y me concentré. Sonreí involuntariamente al pensar mi primera palabra.

     —Princesa... —mi voz se quebró por un momento y respiré para enfocarme—. No tienes que disculparte, entiendo tu inseguridad y me da gusto que te estés tratando, confío en que saldrás de esto y empezarás a creer en ti como yo lo hago... lucha y no te preocupes por mí, estoy más cerca de lo que crees...

3º FRENESÍ: ¿Para siempre juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora