Capítulo 12. Tortura eléctrica.

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     Las semanas prosiguieron

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Las semanas prosiguieron. Estuve custodiando Baltimore por las noches, buscando alguna señal de las bestias o de Dagger pero todo parecía un mar en calma.

Caminaba por el pretil de un edificio en ruinas y me senté para contemplar el cielo oscuro y vacío. Mentalmente me sentía exhausto y físicamente... muerto. No he dormido lo suficiente por estar en busca de los escondites de Dagger.

     Me comuniqué con los demás capitanes de los diferentes clanes del mundo y todos estaban alerta de cualquier sospecha de ese cabrón. Les dimos la historia que conseguimos y esta vez tomarían diferentes medidas por si llegaban a topárselo.

     Lo mejor era ir a casa de mi padre y dormir lo que quedaba de la noche. Anclé mi pistola gancho en el pretil y salté a la oscuridad de un callejón.

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     Llegué a mi antigua cama después de un baño exprés y caí rendido.

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     A la mañana siguiente el fastidioso sonido de una llamada telefónica se interpuso en mi descanso. Alcancé el móvil sobre la mesita y contesté.

— ¿Quién mierda eres?

—Tara atrapó a dos bestias que destruyeron parte de nuestro cuartel.

Eran Joey al otro lado de la línea. Me levanté de golpe mirando el reloj, las ocho de la mañana.

—Voy para allá.

—Te esperamos, As.

Colgué.

Carajo, lo que nos faltaba, que encontraran nuestro escondite. Esto cada vez estaba tornándose más estresante, esas malditas bestias se aproximaban y teníamos que estar atentos.

Me despedí rápido de mi padre diciéndole que iba a mi lugar de trabajo y que regresaría temprano. Salí del edificio rumbo a la ubicación que Joey me mandó por mensaje.

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La zona a la que íbamos era una vieja construcción a las afueras de la ciudad. Estaba abandonada desde hace años y el paso estaba prohibido. La entrada del cuartel era subterránea y antes de llegar teníamos que cruzar la edificación que solo tenía los pilares que componían el esqueleto de la construcción.

Mis compañeros tenían a dos enormes bestias de cabeza y atados con cadenas de una de las estructuras. Al verme llegar todos se mantuvieron en silencio y las dos bestias empezaron a contorsionarse con una mirada de terror.

La escena ante mí me indicaba que estaban en pleno acto de tortura, y era algo que la mayoría de las bestias no soportaba.

— ¿Qué tenemos aquí? —pregunté con sorna.

3º FRENESÍ: ¿Para siempre juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora