Capítulo 24. Somos un Aurora y Ronald

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     Tenía un desastre en la cama porque me tomé un tiempo para seguir mi proyecto a futuro

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     Tenía un desastre en la cama porque me tomé un tiempo para seguir mi proyecto a futuro. Adam me había inspirado a continuar y decidí retomar donde lo había dejado.

     Usaba el diario que Ronald me había regalado, ahí tenía todas mis notas importantes. Mi portátil estaba frente a mí y seguía con mis investigaciones.

     —Joder, la cama la tenemos para coger y dormir—dijo Ronald al salir del baño y ver todo mi desorden—. ¿Qué es todo esto, princesa?

     Empecé a juntar mis libros y mis papeles sueltos. Ronald se sentó en medio de la cama, cruzó sus piernas y me quitó mi libreta con gran facilidad.

     — ¡Oye!

     — ¿Qué tanto escribes?... ¿Escala Blake?

     Me sentí muy avergonzada, Ronald enarcó una ceja, metiendo presión para responderle.

     —Es... es mi proyecto.

     — ¿Ah, sí? Cuéntame ¿De qué trata?

     Pasé mi lengua por mis labios y él los observó muy atento.

     —Quiero crear una escala que mida el nivel de violencia doméstica en niños.

     El rostro de Ronald me resultaba difícil de describir, por un momento no tenía ni la más remota idea de lo que cruzara por su mente, su expresión era imperturbable.

     Bajó su mirada a mi libreta y parecía observar mis notas.

     —Hay algunas pero quiero actualizar esa área y agregar elementos como sentimientos, pensamientos, reacciones, pesadillas recurrentes, rendimiento escolar, una nota de observaciones físicas por parte del psicólogo. Así podríamos tener un diagnóstico más preciso y trabajar con base a el.

     Seguí en silencio, dio vuelta a la página y siguió mirando.

     —Me puede llevar años conseguirlo, pero un profesor de aquí me dijo que tenía potencial y me recomendó casos para investigar y hacer más profunda la escala.

     Sus ojos azules se clavaron en mí y yo me detuve.

      —Bueno... yo fui un caso —sonó funesto—. Y que hagas algo como esto me tiene impresionado.

     Sonreí un poco.

     —Me falta mucho, todo es ensayo y error pero...

     Dejé de hablar cuando una de sus manos alcanzó mi mentón para obligarme a verlo.

     —Eres admirable.

     Dejó a un lado el diario, alcanzó mis piernas y logró arrastrarme hasta que quedamos muy cerca del uno al otro, con una pierna a cada lado de sus caderas.

3º FRENESÍ: ¿Para siempre juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora