Capítulo 19. Ronald y su perfección.

236 39 128
                                    

     Me miraba expectante, yo tragué saliva y asentí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me miraba expectante, yo tragué saliva y asentí.

   —Sí, me iría contigo.

Se hincó frente a la cama y me tomó de las manos para besar el dorso de cada una.

—Me hace ilusión saber lo que estás dispuesta a hacer por mí —sonrió aún con pena en sus ojos—. Pero no seré quien arruine tu futuro. No puedo obligarte a que dejes todo.

—Pero...

—Tenemos que pensar fríamente, princesa. No solo con el corazón

—No quiero estar lejos de ti.

—Ni yo de ti. No tengo fecha de reasignación así que no nos preocupemos por eso todavía.

Asentí, pensando todavía en la posibilidad.

     — ¿Y qué haremos?, ¿No puedes libertarte de nuevo?

     —Por lo que sé, ya no.

     Pasé mis manos por mi rostro para controlar mi frustración.

     —Ronald... ¿Y si me entrenas?... para ser protectora, así iría contigo como tu ayudante o qué sé yo.

     Ronald sonrió.

     — ¿Cómo mi Robin? —comparó al dedicarme una dulce sonrisa, y después negó con su cabeza—. Jamás, princesa. Sería ponerte en el máximo peligro por tu sangre.

     Lo miré decepcionada.

     —Yo creí que te gustaría la idea.

     —Admito que sonó interesante pero hasta tú sabes que no te lo permitiría —acarició mi mejilla—. No perteneces a ese mundo de peleas y muerte... —me miraba embelesado—nada de eso, Aurora. Tú no.

     —Entonces...

     Suspiró.

     —Entonces te comerás la sopa porque se enfriará —cambió radicalmente de tema al tomar la cuchara con sopa en ella.

     Enarqué en una ceja.

     — ¿Es en serio?

     —Muy en serio —dijo firme. Su mirada amenazante apareció para obligarme a comer.

      Lo hice y él sonrió por mi obediencia mientras yo lo asesinaba en mi mente. La comida estaba asquerosa y sin sabor.

     —Quiero... levantarme —pedí al alejar mi boca de la cuchara.

     Ronald me observó sorprendido.

     —Te ayudaré.

     Apartó la mesita móvil que tenía frente a mí y yo quité la sábana para sentarme en la orilla.

3º FRENESÍ: ¿Para siempre juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora