C a p í t u l o e x t r a

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Ronald West

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Ronald West

El viento soplaba frío sin piedad que calaba hasta los huesos. Las motos de nieve nos llevaron hacia lo alto de las montañas de la inmensa Alaska.

Apagué el motor y me quité las gafas para admirar la belleza de esa aurora boreal que resplandecía en el horizonte, sus luces eran preciosas y por un momento el corazón se me estrujó.

Chad llegó a mi lado y suspiró, rompiendo el gélido silencio.

—Sé que no fue sencillo lo que hiciste, pero ella estará protegida, As.

Tenía mi vista perdida en la aurora que apenas escuché las palabras de mi compañero. No había podido dormir las últimas dos noches. Es terrible ser separado del amor de tu vida, pero prefiero estar lejos y saber que sigue viva que estar cerca y ponerla en grave peligro.

—As... Mirka ha llegado.

Miré sobre mis hombres a la mujer de piel oscura que iba acercándose a nosotros. Mirka era la líder del clan en Alaska y llegó con sus hombres.

Era alta y esbelta, con una mirada oscura y penetrante, pero que te incitaba a confiar en ella.

Me volteé al tenerla frente a frente y sus labios color chocolate se curvearon en una sonrisa amistosa.

—Gusto en verte, As. Después de tantos años.

—Mirka —saludé con un movimiento de cabeza—. Ciertamente, ha pasado algo de tiempo.

Mirka fue mi compañera de escuela militar, de las primeras chicas que conocí y con quien follé en su momento.

Ella era tres años mayor que yo y tenía un espíritu aventurero inquebrantable, se miraba mucho más mujer de como la recordaba.

—Como dijimos en nuestra última reunión, los chips localizadores fueron incrustados en algunas de las bestias que logramos capturar —comentó con un vibrante tono inglés—. Están activados y listos para rastrear. Muchos países ya comenzaron.

Asentí.

—Estados Unidos ya fue declarada una zona segura, aunque Alaska está en la lista de lugares para buscar a Dagger —continuó—. Y por lo que nos arrojan los radares, hay varios sitios por explorar.

—Te sigo —concedí—. Entre más rápido nos movamos más pronto llegaremos a él.

—Al fin algo de acción que solo hacerlo de niñera —canturreó Chad a mi lado.

Lo fulminé con la mirada y él detuvo su celebración.

—De no encontrar nada, volaremos en dos días a Alemania, allá necesitan ayuda —dijo Mirka.

—Bien —agregué.

En eso, Joey fue acercándose con cautela y me miró.

—Tenemos un lugar asegurado por el cual comenzar —anunció—. Estamos listos para cuando lo ordenen.

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Dentro del bosque nevado y altas horas de la noche intenté respirar lo mejor posible. Estaba acostumbrado a los cambios de altura, pero en los últimos meses me había adaptado a mi estancia en Baltimore. Era complicado respirar.

Estábamos cerca de un nido gigante de bestias y posiblemente uno de los hogares de Dagger, pero con él nada era seguro.

Mirka era mi compañera y no dejaba de observarme con clara atención.

—Hay que estar alerta, Mirka —señalé para ella.

Me sonrió y yo solo apreté los labios incómodo.

—Me cuesta un poco verte tan... calmado —hizo énfasis en esa última palabra—, te miras más centrado y serio de lo que recordaba.

Puso los ojos en blanco y suspiré.

—Gajes del oficio, supongo.

—Estás enamorado, casi puedo apostar mi vida por eso.

Fruncí las cejas y la miré.

—Bien sabes que de mi vida personal no hablo.

—De acuerdo. No es algo que me interese saber, tú y yo solo nos entendimos en la cama.

Incómodo.

—Concéntrate, Mirka.

—Siempre. Solo espero que esto termine bien y que vuelvas con ella, debe de ser especial para que tú te hayas reformado.

No dije nada más, en cuanto escuchamos un ruido nos agazapamos entre los arbustos. Tenía a mis compañeros alrededor y Mirka me hizo señas para seguirla.

Ella conocía mejor esta zona así que confié. Estábamos llegando a una enorme cueva cubierta de hielo donde provenían rugidos antinaturales. No me daba buena espina porque esos ruidos podrían ocasionar una avalancha.

Mirka me miró y asintió. Era una respuesta positiva a lo que estábamos buscando.

Sujeté mi MP5 y todo fue a la velocidad de la luz. Dagger salió disparado de la cueva que muy apenas fue perceptible para nuestros ojos.

Muchos usaron sus pistolas gancho para lanzarse entre los árboles e igualar su velocidad, pero me detuve en seco cuando vi a mis compañeros en acción, siguiendo a lo que parecía ser Dagger.

Me quedé frente a la oscura cueva y escuché sus pasos con tranquilidad. Estaba ahí, todo había sido una trampa para alejarnos, pero ya me sabía los trucos de ese bastardo de mierda.

Tenía una sonrisa burlona que me daban ganas de borrarle de la manera más tortuosa.

Se limpiaba los colmillos con una de sus garras y apoyó uno de sus hombros en la pared de la entrada de la cueva, tan tranquilo y descarado.

—Y dime, capitán, si no saben identificar a una copia ¿Creen que van a lograr cazarme?

     —Y dime, capitán, si no saben identificar a una copia ¿Creen que van a lograr cazarme?

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Y llegamos al final de este 3er tomo. ¿Quieren que empiece a subir el 4to y último o necesitan tiempo para asimilar todo?

Gracias por su apoyo❤️

3º FRENESÍ: ¿Para siempre juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora