Capítulo 5. Fotos del pasado.

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     La luz de esa mañana encandilaba mis párpados y abrí lentamente mis ojos para darme cuenta de que había dormido toda la noche alado de Ronald

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     La luz de esa mañana encandilaba mis párpados y abrí lentamente mis ojos para darme cuenta de que había dormido toda la noche alado de Ronald. Quedé agotada y mientras me removía con cuidado sobre la cama fui consciente de un molesto dolor muscular en todo mi cuerpo y se intensificaba de la cadera hacia a abajo.

     Era soportable, tenía mucho de no despertarme tan... animada y fresca.

     A mi lado se encontraba Ronald, bocabajo con la espalda descubierta, su cabello estaba totalmente desacomodado y aun así se miraba muy bien al dormir, ¿Cómo es eso posible? Nadie se ve bien mientras duerme.

     Mordí mi labio inferior y fui acercando una de mis manos a su rostro, él se movió un poco y dejó escapar un profundo suspiro.

     — ¿Cómo amaneciste?

     Su voz ronca y adormilada me golpeó mentalmente y sonreí, era bastante sexi.

     —Muy bien.

     Abrió sus ojos y me miró.

     —Te ves preciosa.

     Me ruboricé al instante y él sonrió.

     —Tengo que regresar al departamento, ahora sí.

     Miré como me puso los ojos en blanco y en lugar de decirme algo solo giró su cabeza hacia el otro lado para darme la espalda.

     Abrí mi boca ofendida.

     —Ronald.

     —Son las ocho de la mañana y es sábado, relájate.

     Bien, tal vez tenía razón. Me acerqué hasta pegar mi cuerpo con el suyo y cuando lo notó se colocó bocarriba para yo subir a su regazo.

      Me miraba con una sonrisa coqueta mientras recorría todo su cuerpo desnudo.

     — ¿Qué quieres? —me ronroneó.

     Meneé mi cuerpo y él se tensó para después tragar saliva.

     —Un poco más de lo de anoche —intenté sonar tan seductora como él.

     Sus ojos destilaron un brillo de complicidad y apareció una sonrisa libidinosa.

     —Dime cómo quieres que te coja —preguntó con una voz aterciopelada mientras sus manos recorrían mis piernas y mis muslos, provocando una corriente eléctrica que estallaría con todo y caja de luz.

     Pasé mi lengua por mis labios y Ronald enarcó las cejas como en espera de mi respuesta.

     —Sorpréndeme.

     No tuve tiempo de reaccionar porque su movimiento fue tan fugaz, de un segundo a otro su mano atenazó mi cuello y me giró por completo hasta quedar sobre mi cuerpo, ejerció presión al tenerme sujetada por mi garganta y mordió el lóbulo de mi oreja para hacerme temblar.

3º FRENESÍ: ¿Para siempre juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora