Después de 12 años Louis ha sabido como ser padre... más o menos; y se siente orgulloso de como la niña de 5 años que conoció ahora es una chica de 17. Sin embargo no puede evitar seguir tratando a su hija como si todavía fuera una niña.
Diversos ac...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿D-Dan? ¿Que haces aquí?- dijo la rubia tragando saliva intentando de desvanecer el nudo que se le acababa de formar en la garganta. Se quería morir. Literalmente.
—Louis me envió a buscarte- le respondió de manera fría y dirigió su mirada al moreno que se encontraba atrás de la chica- ¿Y este quien es?
-Soy Nick Adams- dijo estirando la mano, la cual Dan no quiso coger.
El castaño volvió a centrar su mirada en la chica y frunció el ceño, y volvía a dirigir su mirada al moreno, haciendo que su ceño se frunciera aún más, si eso era posible. En cambio, la ojiesmeralda tenía la mirada centrada en sus manos, como si fuese lo más interesante que tuviese que hacer.
—Creo que deberíamos irnos Ambs- dijo Dan con voz dura.
—¿Qué? ¿ Por qué?- cuestionó levantando la cabeza y encarando al chico.
—Porque tu padre te quiere en casa y porque lo digo yo- dijo agarrándola por el brazo con demasiada fuerza, lo cual hacía que a ella le doliese.
—No pienso ir a ningún lado- dijo forcejeando con el- no me importa lo que quiera mi padre, no pienso ir. Y mucho menos porque me lo dices tu- dijo una vez que estaba suelta del agarre de Dan.
El castaño dejó de forcejear con la chica y la miró serio. Su ceño se volvió a fruncir y suspiró frustrado.— Está bien. Haz lo que quieras- dijo para darse la vuelta y dirigirse hasta su moto para luego irse en ella.
—Amber... ¿porque dijiste eso?- le cuestiono el moreno. Estaba preocupado por lo que pudiese pasarle a la rubia.
—No lo sé- agachó la cabeza.- Sera... será mejor que regrese a casa. Probablemente será peor si no regreso enseguida.
El chico asintió entendiendo.
Se sentía entre la espada y la pared. Sabía que llevarle la contraria a su padre podría desencadenar una serie consecuencias que no podía ni imaginar, pero que sabía que ninguna llegaría a buen puerto. Lo único que podía hacer era resignarse y volver a su monótona y aburrida vida de adolescente y aceptar que estaba completamente monopolizada por su padre.
Suspirando, se despidió del moreno y su peludo acompañante y puso rumbo hacia su hogar... caminando lo más lento que pudo.