Prólogo

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Dos rosas.

Siempre se preguntó el por qué de aquella tinta roja marcada en su piel. Mientras el resto de sus tatuajes eran de color negro y gris; en su brazo izquierdo descansaba aquel tatuaje que sobresalía entre todos. Cuando lo conoció quiso preguntarle qué significado tenía pero desde ese entonces sabía que significado pero desde entonces sabía que era el típico chico que aparentaba ser malo y que no podía adentrarse a su vida.

Pero detrás de aquella facha, Chloe sabía que había un hombre enternecedor y dulce.

¿Cuál es el costo de conocer al verdadero Adrien Agreste? Gritos, llantos, pataletas, rabia, remordimiento... inclusive sintió odio por él. Adrien es una persona que fácilmente puede sacar lo peor de la gente, inclusive de las personas más blandas que le rodean. Chloe aprendió con el tiempo que Adrien era arrebatado, impetuoso, maleducado, grosero, descortés, incluso violento ¿La única cosa que lo podía calmar? Beethoven. A pesar que en momentos lo odiaba, ahora mismo que lo miraba en silencio y a escondidas sabía que era el único lugar donde podía estartranquilo y en paz con su alma. No había quien le enrojeciera el rostro de cólera. Y eso le daba lástima... ¿Cómo una persona podía ser tan fácil de irritar? Era guapo, no lo negaba pero tener aquella personalidad poco apática la hacían sentir aflicción por aquel chico de ojos verdes.

Hace más de tres minutos que resonaba en las paredes la sonata Nº14in C-Sharp Mino Op. 27 Nº2 de Ludwig Van Beethoven; más conocida como los primeros cinco minutos de Moonlight. Y no es que la especialidad de Chloe fuera la música sino que el ser hija de uno delos pianistas contemporáneos del país y de Europa favorece en esosaspecto. La rubia sabía que era el ritmo, la melodía y el ritmo. Leía música tanto como Adrien pero su especialidad era la danza, el baile... El ballet.

Chloe ahora fruncía el ceño. Detrás de cada dedo en las teclas había un tipo de emoción. A pesar de que no estaban sus demonios con élsabía que estaba triste. Adrien siempre estaba triste...; o enfadado.

-¿Chloe?-Él se ha levantado del asiento de terciopelo.

La rubia apartó la vista de sus brazos con tatuajes, levantando la vista hacia aquellos ojos de color verde delineados con lápiz negro.

-Yo...

-Ahórrate las explicaciones ¿Qué hacías mirándome?

El ceño del chico estaba fruncido. Desde que lo conoció no había otra expresión en aquel rostro tan delicado para ser un hombre. Ahora estaba de pie, con los brazos cruzados sobre su pecho y mirándola irritado.

-¿Có-cómo sabías que estaba...?-Chloe comenzó a bajar las escaleras restantes. En primer lugar no tenía idea que la había traído aquí. Sabía que Adrien no la quería en su vida pero pasar fuera del pasillo y escuchar aquellas notas siendo tocadas con tal sutileza queno resistió y entró.

-Te escuché entrar.

-¿Quieres que me vaya?

-Sí. Ándate. Lárgate. Lo único que has hecho desde que entraste en este conservatorio fue fastidiarme. Y a pesar de que me prometiste no hacerlo aquí estás, molestándome mientras toco piano.

-Bien-Le miró las manos y luego ese arete negro bajo esos labios rosas-Me iré.

La rubia comenzó a subir las escaleras. Escuchando así como la voz del chico de ojos verdes resonaba en el auditorio.

-Una cosa más, Chloe-Esas palabras la hicieron detener y con ojos llorosos por la cólera miró hacia sus pies.-Púdrete

Beethoven (Adrichloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora