''Las verdades nunca dichas, son escritas''-Colleen Hoover.
Despierta.
Despierta.
Despierta.
-Despierta dormilona-Siento su boca pegada en mi oído haciéndome cosquillas con la suavidad de su voz. Me digo que estoy soñando, él sigue en Alemania con su familia, pero entonces siento el calor que emana las yemas de sus dedos al toparse con mis hombros. Las desliza por mi hombro hasta mi espalda con tanta suavidad...
Yo sonrío más no abro mis ojos. Está a mis espaldas, con su pecho pegado a ella y me rodea la cintura con un brazo. Y lo imagino sonriendo. Nos imaginamos a ambos en esta cama acurrucados entre sus sábanas como si no hubiera un mañana, como si los treinta días separados no hubieran sucedido... Y, sí lo había extrañado tanto porque... Él era como el frío otoñal. Daba esa sensación de frío, más podía sentir su calidez al entrar en una habitación. Era esa calidez que sentía cuando me preparaba un té de almendras; cuando llegaba a su hogar o hablábamos de la película que estaban pasando en el televisor de la sala. Él era todo lo que me había faltado este mes y no podía negarlo.
-¿Qué hora es?-Suspiro y me giro ocultando mi cuerpo bajo las sábanas.
-Buenos días. Yo amanecí bien, gracias. ¿Y tú?
Lo miro. Recién duchado, con su loción de baño, con una sudadera y unos shorts deportivos. Sé perfectamente bien que ha ido a sus clases de crossfit o a trotar.
-Hola...-Alzo mi mano y trazo su boca para deslizarla por su mejilla acariciando la barba que le está creciendo. Aunque no sé si se le puede llamar a esto barba porque no le crece el vello facial de forma uniforme.
-¿Entreteniéndote con mi rostro?-Levanto la vista de su rostro y lo miro a sus ojos de un verde jade y me muerdo el labio inferior para ocultar mi risa.
Esto, lo que está pasando aquí en su habitación me hace sentir melancólica. Luego de mi pasada relación me juré no salir con ningún chico, no dejarme llevar por las palabras lindas ni la forma en que un hombre me puede hacer sentir, pero estaba perdida... Adrien era la excepción y me tenía de todas las formas que un hombre me puede tener. Era completamente suya.
-No te vayas más así...-Tan pronto como salen las palabras de mis labios, se le forma una arruga en el entrecejo. Me mira impaciente, queriéndome decir que no lo hará, pero algo lo detiene y lo hace hesitar antes de poder decir lo que yo quiero escuchar.
-No lo haré-Susurra robándome un beso de la boca. Sus palabras parecen desinfladas y forzadas. Algo me dice que algo anda mal.
Aparto mi boca de él, un poco distante; y oculto mi rostro de él. No quiero que me vea llorar.
Pero él, siendo el hombre que conozco se acomoda junto a mí, levanta mi rostro con una mano y me observa. Yo bajo la vista, sintiendo las lágrimas quemar la piel fría de mis mejillas.
-Hey-Murmura con su boca contra mi pelo-Lo digo en serio, no me iré a ningún lado sin ti.
Quito las lágrimas de mis ojos y pregunto:
-¿Por qué no me avisaste cuando llegaste?
Me acurruca contra su pecho y me quedo quieta sintiendo como pasa sus dedos en las hebras de mi pelo.
-Quería darte una sorpresa-Asiento pensativa-Y no te había llamado porque he estado todo estos días en el hospital. Lo siento.
Niego con la cabeza, hundiendo mi rostro en su cuello y aspirando su perfume.
-¿Por qué?-Pregunta tomándome la parte de atrás de mi cuello para apartarme de él y mirarme a los ojos.
-No es nada-Sonrío y lo vuelvo a besar en su boca.
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Beethoven (Adrichloe)
Fiksi PenggemarCaótico y turbio es su corazón pero el más grande y cálido que pudo hallar. Los personajes que se verán a continuación les pertenece a Thomas Astruc. Se esta resubiendo la historia como la deje anteriormente, asi que PROHIBIDA LA COPIA Y ADAPTACIÓN...