Capitulo 4

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Sus ojos rojos y sus labios heridos pasaban en pequeñas imágenes por mi mente. La escena se volvía a repetir una y otra vez en mi cabeza. Eso ha sido el día sábado y aunque ha pasado un día completo, aun no puedo sacarme aquellos ojos jades de mi cabeza. Me intriga y me siento curiosa hacia él. Me gustaría saber qué es lo que está pasando por aquella cabeza para participar en carreras clandestinas y sentir tanto odio hacia una persona como para golpearla luego de una inútil carrera. Por otro lado, no quiero saber por qué está trabajando porque puedo sacar mis propias conclusiones de que quiere ser un poco independiente ganando su propio dinero. Me inquieta y me deja temerosa su forma de actuar. Siempre enojado y sin una sonrisa en sus labios. Es como si odiase a todo el mundo y guardase un rencor en su interior. Un rencor del cual no soy consciente.

-¿Me estás escuchando?

Me vuelvo hacia la chillona voz de Marinette. Miro a nuestro alrededor.La sala está vacía. Solo estamos nosotras dos y el profesor. Es extraño como he pasado todo el día pensando en Adrien. No lo hacía desde Lucas, Me digo que es porque Adrien es muy pesado.

Rápidamente me incorporo y tomo mi bolso.

-Sí-Miento.

-Mentirosa-Bien,me ha pillado. Le doy una mirada de disculpas-Te decía que no puedo creer que Nathaniel se haya enfermado. Él sabía que teníamos que terminar nuestro ensayo para la coreografía.

-Sí.

-¿Qué te ocurre?-Niego con la cabeza rápidamente mirando a Marinette con ojos amplios. Quería escuchar realmente lo que me estaba diciendo pero no podía.

-Nada. Es solo que aún estoy cansada,

-¿Cansada? Vaya espectáculo que te has dado el viernes ¿Recuerdas quién te ha llevado?

-Nathaniel.

-Nathaniel y su ''mejor amigo'' te llevaron a tu casa.

Trato de que aquella confesión no me revuelva el estómago.

¿Mejor amigo?

Por favor que no esté siendo sarcástica, por favor que no esté siendo sarcástica, por favor que no esté siendo sarcástica.

-El mismísimo Adrien Agreste te ha dejado a los pies de tu cama, con la ayuda de Nathaniel.

¿Qué? Estaba casi cien por ciento segura que había sido mi amigo el que me había dejado a mi casa, no un completo extraño que aquella noche estaba flirteando con otras chicas como si no hubiese un mañana.

-Dios mío-Cierro los ojos. Comienza a irritarme el solo hecho de que dondequiera que vaya esté él. No quiero estar relacionada con él, desde que entré a la secundaria siempre trato de evitar a los chicos malos como Adrien.

-No ha sido tan malo. Nathaniel me ha dicho que te sostuvo el cabello mientras vomitaba y... bueno si ha sido malo pero le ha dicho a Nathaniel que no se lo dirá a nadie,

-No me lo ha dicho.

Marinette me mira un poco confundida.

-¿Porqué debería haber dicho sabiendo que no lo recordarías?

Niego con mi cabeza.

-Tienes razón.

Pero yo no me refería a que me lo viniera a decir ahora eso, me refería a que tuvo la oportunidad de decírmelo en el mecánico pero no lo hizo. Ahora entiendo por qué sea ha comportado de aquella forma tan arrogante y poco empática ese día. Ahora para sus ojos, soy aquella chica borracha y alcohólica que aparenta otra cosa donde estudia.

-Hablando del rey de Roma...-Me susurra al oído Marinette.

Levanto mi mirada, hacia aquel chico que ha cautivado mis pensamientos y mi atención. Está vestido todo negro y estaba por preguntar como lo hace para andar mostrando aquellos tatuajes hasta que su brazo izquierdo llama mi atención. En medio de aquellos tatuajes de color negro y gris descansaba en su antebrazo dos rosas rojas. Quisiera preguntarle el significado, y el motivo de por qué ha decidido darle color a estas y no a sus otros tatuajes. Quisiera preguntarle qué significado tiene cada pétalo y cada espina pero no me siento valiente luego de lo que ha pasado el sábado por la noche en la carrera clandestina. De alguna forma, siento que reaccionará deforma violenta conmigo.

Beethoven (Adrichloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora