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Te sentaste en una de las camas de una de las cabañas, tosiendo. Parece que te resfriaste, y siendo tú, hiciste que las cosas parecieran más dramáticas, haciendo que tu novio, Jason, se preocupara por ti.
La puerta de madera se abrió y entró Jason con un montón de mantas en sus manos. Dejó caer la mayoría de las mantas en una silla que estaba en la esquina de la habitación. Trajo dos mantas hacia ti y comenzó a envolverte en ellas.
"Jason, no puedo mover los brazos". Murmuraste. Te diste cuenta de que te había envuelto con fuerza en las mantas. Casi te recordaba a un capullo, pero tu cabeza estaba asomando.
Él solo se encogió de hombros, obviamente queriendo que te quedaras envuelta así. Se sentó en el borde de la cama y sacudió la cabeza. No podías ver su rostro debido a la máscara de hockey que tenía, pero podías notar que estaba sumido en sus pensamientos.
Intentaste sentarte y abrazar su espalda, pero debido a que las mantas te envolvían con fuerza, no pudiste hacerlo. Así que te relajaste y miraste al techo, dejando que tus propios pensamientos te consumieran.
Fuiste sacada de tus propios pensamientos cuando notaste que Jason se acercaba a ti y se acostaba a tu lado. Te giraste lo mejor que pudiste para quedar cara a cara con él.
Le diste una pequeña sonrisa. Dudó, pero se quitó la máscara y la dejó a su lado. Tu sonrisa se hizo un poco más grande cada vez que veías su rostro. Por lo general, tenía puesta la máscara y, bueno, te encantaba cada vez que se la quitaba.
Podía sentir a Jason acercarse y envolver sus brazos alrededor de ti, brindando calor adicional, que en realidad no necesitaba, pero no se iba a quejar de que su novio la abrazara.
"Te vas a enfermar, Jason". Murmuraste, advirtiéndole. Él simplemente negó con la cabeza y continuó abrazándote, obviamente sin importarle si se enfermaba.
Apartó parte de tu cabello despeinado de tus ojos y lo empujó detrás de tu oreja mientras admiraba tu rostro dormido.
Mientras dormías pacíficamente, sus ojos se cerraron lentamente, dejando que la oscuridad lo consumiera también. Ahora ambos estabais enfermos, pero felices.
