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Después de darte cuenta de que le pertenecías a Michael, te tomaste un tiempo lejos de todos, incluido Michael, y te fuiste a algún lugar a unas horas de distancia para pensar en lo que había ocurrido.
Volviste a tu ciudad natal. A tu antigua casa. Por suerte para ti, después de que escucharon los rumores sobre cómo vivías allí y te convertiste en un asesino despiadado, nadie se atrevió a comprar la casa. Así que estaba vacío.
Cuando llegaste, esperabas que hubiera adolescentes allí. Muy parecido a cómo la gente siempre estaba en la antigua casa de Michael o en el campamento de Jason. La gente escuchó los rumores, asumió que eran falsos y fueron a acampar porque pensaron que sería genial.
Pero fue para tu completa sorpresa que la casa estaba completamente vacía. Ni un adolescente a la vista. Te alegraste por eso. Sorprendentemente, no estabas de humor para matar o causar daño a nadie. Simplemente querías tomarte un tiempo lejos de todos tus amigos para pensar en tu situación con el único e inigualable Michael Myers.
La casa estaba prácticamente vacía en cuanto a muebles. Había un sofá marrón claro viejo, increíblemente polvoriento, que se encontraba en la esquina de la sala de estar. Junto con algunos electrodomésticos de cocina que estaban cubiertos de telarañas y polvo de pies a cabeza, en el área de la cocina. No te molestaste en subir las escaleras, así que no estabas segura de qué objetos viejos descansaban allí.
Te dejaste caer en el sofá, la nostalgia se apoderó de ti. Recuerdas llegar a casa de la escuela todos los días cuando eras más joven y apresurarte a hacer tu tarea antes de dejarte caer en este mismo sofá para ver tu programa de televisión favorito.
Podías sentir uno de los resortes hurgando en tu costado, pero no te molestó ya que comenzaste a sentirte relajado y como en casa. Claro, odiabas esta casa cuando eras más joven, pero este seguía siendo tu hogar donde tenían lugar la mayoría de tus recuerdos. No del todo malos, la mayoría lo fueron, pero no todos. Hubo algunos buenos que quedaron en el fondo de tu mente.
Ahora que estabas en casa y podías pensar en toda la situación de Michael, cerraste los ojos y permitiste que tus pensamientos bailaran por toda tu mente.
El hombre te asustaba más que nadie.
Pero, ¿realmente sería tan malo darle una oportunidad?
Entonces empezaste a pensar en el propio Michael. Creías que no tenía ninguna motivación para ser el asesino despiadado que era. La mayoría de los slashers tenían algún motivo o razón por la que se convirtieron en asesinos. Chucky estaba tratando de entrar en un cuerpo humano, la familia de Jedidiah lo hizo como es, Stu decía que su motivo era la presión de su compañero, Jason creía que necesitaba matar para vengar la muerte de su madre, y todos los demás tenían una razón, ya sea que lo admitieran o no.
Y, por supuesto, incluso tú tenías tus propias razones. Aunque, nadie los conocía. Eras una persona muy reservada y sigues siéndolo.
De todos modos, volvamos a Michael. Sabías que estaba desesperado por matar a Laurie. Aunque no sabías por qué. Escuchaste rumores sobre cómo él era pura maldad. Sabías que solo eran rumores, así que no les creíste.
Si fueras su posesión, no te haría daño, ¿verdad?
Todavía no ha mostrado signos de causarte ningún daño. En todo caso, parecía un poco sobreprotector contigo. Cuando los otros slashers se acercan a ti, notas que Michael se tensa un poco y sus ojos observan cuidadosamente a quien sea que esté cerca de ti.
Terminaste durmiendo esa noche, en ese viejo y polvoriento sofá marrón. Tus últimos pensamientos sobre Michael Myers antes de desvanecerse lentamente en la oscuridad.
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Te quedaste allí sola por la noche. No le dijiste a los otros slashers que te ibas, no querías que se preocuparan. Y especialmente no querías que Michael viniera a cazarte porque sabías que lo haría tan pronto como notara que no estabas allí. Una parte de ti sintió que sabía que no estabas allí tan pronto como saliste por la puerta principal.
Al llegar de vuelta a la mansión slasher, que sin duda era tu verdadero hogar. Entraste como si no te hubieras ido en toda la noche. Nadie te prestó atención, lo cual fue una ventaja.
Sin decir una palabra a nadie, subiste las viejas y chirriantes escaleras y te dirigiste a la habitación del hombre enmascarado. No estabas segura de si él iba a estar allí o no, sin embargo, pensaste que si no lo estaba, simplemente te sentarías y lo esperarías.
Para tu suerte, allí estaba. Sentado en la cama, con los pies en el suelo. Llevaba su mono y máscara. Su cuchillo estaba justo a su lado en la cama.
El sonido de la puerta al abrirse debe haber llamado la atención del hombre silencioso porque sus orbes azules se lanzaron hacia ti.
Sin palabras, te acercaste a él y recogiste lentamente su cuchillo. Sabías que era posesivo con esa maldita cosa, sin embargo, ni una sola vez trató de evitar que la tocaras. Lo dejaste más lejos de vosotros, en la pequeña mesa que estaba al lado de su cama.
Tomaste el lugar del cuchillo al lado de Michael. Lentamente apoyaste tu cabeza en su hombro y te sentiste en paz. Esto es lo que querías. Querías ser su posesión, y ahora lo eras.
