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Billy y Stu están sentados en el sofá viendo películas de terror, alternando entre un tazón de palomitas de maíz y dulces. Es la noche de Halloween y deciden que es mejor quedarse en casa y no estar al acecho. Decides divertirte un poco y hacer uso de su disfraz, pero mezclas algunos de los elementos para divertirte. Llevas una de sus máscaras, un pequeño camisón negro con medias de red debajo, en lugar de una de sus túnicas negras. Bajas las escaleras lo más silenciosamente posible, con ganas de sorprenderlos.
"¡Oye, T/n! ¡Date prisa, te estás perdiendo la mejor parte!" Stu grita desde el sofá, completamente inconsciente de que estás detrás de él y Billy.
"¿Estás seguro de que esta no es la mejor parte?" Le hablas por el cambiador, rodeas la cabeza de Stu y presionas el cuchillo contra su cuello.
Billy se da vuelta rápidamente, listo para atacar hasta que se da cuenta de que solo eres tú.
"Dios T/n, nos asustaste", exhala Billy, deteniendo la película.
Apartas el cuchillo de Stu y lo pones en tus labios sensualmente. "Bien", susurras con una sonrisa.
Stu voltea la cabeza para mirarte, evaluándote mientras sus ojos se arrastran de tus pies a tu cara.
"Maldita sea, haces que nuestra máscara se vea sexy", sonríe Stu, sus ojos brillando hacia ti.
"Será mejor que sepas cómo usar ese cuchillo", Billy observa la hoja en tu mano con una sonrisa creciente en su rostro.
Caminas alrededor del sofá, jugando con la punta del cuchillo con el dedo mientras te sientas a horcajadas sobre el regazo de Billy. "Aprendí del mejor".
"Por supuesto que lo hiciste", murmura distraídamente, pasando sus manos a lo largo de tus muslos cubiertos.
Miras a Stu, quien en este momento casi te está follando con los ojos, así que le dices que se acerque con un movimiento de tu dedo. Stu se mueve rápidamente para sentarse junto a Billy para que él también pueda tener acceso a ti. Stu comienza a jugar con el dobladillo de tu camisón, el fleco de encaje entre sus dedos. Billy empuja lentamente la bata por tus muslos y alrededor de tus caderas, frotándote las piernas con las manos.
Rápidamente pasa un dedo por tus pliegues mientras las medias de red añaden algo de fricción. Dejas escapar un gemido silencioso, moviendo un poco las caderas. Billy abre las piernas para abrir las tuyas también, sus manos aprietan la parte interna de tus muslos.
Stu no pierde el tiempo y rasga el área de la entrepierna de las medias de red, sumergiendo sus dedos dentro de ti.
Aquí termina este gran viaje de historias, no os preocupéis, en un futuro cercano habrán más historias que contar.
