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Otro día agotador y estresante de ser el títere de la entidad. Te habías despertado en Haddonfield, lo que solía asegurarte de que te enfrentabas al famoso Michael Myers, pero te diste cuenta de que cualquier asesino podía estar en cualquier mapa, con sobrevivientes.
Después de estar allí durante años, que en realidad probablemente fueron solo meses, aprendiste un par de cosas. Cada vez que morías, siempre volvías a la vida. Los sobrevivientes parecían aterradores, pero eran dulces. Los asesinos generalmente no mostraban piedad, pero a veces se metían y dejaban vivir a alguien.
Entraste en una casa y la reconociste como la casa con el generador en el sótano. Bajaste los escalones, crujiendo una vez que los pisaste. Te acercaste al generador que estaba en la esquina de la habitación y te agachaste junto a él. Comenzaste a reparar el generador, con cuidado de no estropearlo, pero también de estar atenta a cualquiera de los asesinos silenciosos como el Cerdo, el Espectro o Michael.
Una vez que terminaste el generador, subiste lentamente las escaleras, preguntándote por qué aún no habías escuchado el latido del corazón o alguna señal del asesino. Por lo general, eras el primero en ser atrapado.
Caminaste, tratando de encontrar otro generador. Caminaste hacia el medio de la calle, deseando secretamente que te persiguieran. Escuchaste un grito de lo que sonaba como Laurie. Sonaba cerca de ti, tal vez al otro lado de la cerca, pero aún así no escuchaste un latido.
Entonces lo escuchaste, el sonido de los niños cantando. Era el sonido más espeluznante del mundo para ti, pero sabías que era Freddy. Por lo general, jugaría contigo y mostraría un poco de misericordia. A menos que estuviera teniendo un mal día.
De repente sentiste que te estabas cansando. Tu cabeza comenzó a colgar hacia abajo mientras te esforzabas por mantener los ojos abiertos. Todo se volvió de un color más oscuro y luego escuchaste su risa. Miraste frente a ti y lo viste acercarse, así que comenzaste a correr. Claro, puede ser amable a veces, pero su objetivo sigue siendo asesinarte.
Corriste hasta llegar a la casa de Michael. Atravesaste la puerta y subiste las escaleras. Corriste y entraste a la habitación hacia la izquierda. Para tu suerte, no había ventanas abiertas en esa habitación.
Suspiraste mientras te dabas la vuelta, ya escuchando a Freddy reír. Nunca lo habías oído reír así antes. Por lo general, su risa sonaba malvada y llena de malas intenciones, pero esta era un poco linda. Sonaba feliz y por una vez sin dolor.
Su risa debe haber sido contagiosa porque antes de que te dieras cuenta, te uniste y te reíste de tu fracaso. Así que allí estabais los dos, en el segundo piso de la casa de Michael Myers, riéndose, disfrutando de la presencia del otro.
Una vez que la risa se apagó, Freddy sacudió la cabeza mientras se limpiaba algunas lágrimas de risa de los ojos. Sonreíste mientras mirabas hacia tus zapatos. No sabías por qué encontrabas la situación tan graciosa, tal vez fue porque él se estaba riendo. En todo caso, deberías estar asustada, sabiendo que estás atrapada en esa habitación con un asesino.
Te miró, todavía sacudiendo la cabeza. "Eso fue demasiado bueno, necesitaba esa risa". Freddy se apartó de la puerta y te indicó que empezaras a correr de nuevo.
Asentiste lentamente, comenzando a caminar hacia la puerta. Una vez que saliste de esa habitación, corriste hacia la otra, saltaste por la ventana y escuchaste a Freddy reírse levemente de nuevo. Tal vez fue porque en realidad lograste encontrar una ventana esta vez.
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Una vez que terminó esa ronda, caminaste hacia la fogata con tus compañeros sobrevivientes que estaban en ese partido. Laurie, Meg y Jake. Todos ustedes fueron a sus lugares alrededor de la fogata y observaron intensamente las llamas, sus pensamientos iban por todas partes.
Debe haber sido obvio que estabas pensando profundamente porque Claudette habló desde tu lado. "Oye. ¿Está todo bien, T/n?" De todos en el grupo, ella parecía la más cariñosa.
Miraste hacia ella y pensaste en lo que ibas a decir. No podías decirle exactamente lo que tenías en mente, así que simplemente asentiste y pusiste una sonrisa falsa en tu rostro. Podrías decir que ella sabía que estabas mintiendo, pero dejó el tema por ti, simplemente asintió y se subió las gafas.
Volviste tu atención hacia las llamas y te mordiste el labio. Tenías tantas preguntas y pensamientos corriendo por tu mente, pero continuabas pensando en la misma pregunta una y otra vez.
'¿Por qué no puedo quitarme la risa de Freddy de la cabeza?'
