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En el pasado, cuando eras pequeña, eras la mejor amiga del único Andy Barclay. Los dos erais inseparables. Cuando Karen recogía a Andy de la escuela, por lo general también te recogía a ti. Tus padres estaban demasiado ocupados para recogerte, pero no te importaba, esto solo significaba que podías pasar más tiempo con Andy.
Recuerdas su sexto cumpleaños tan claramente. Y ese muñeco, ese maldito muñeco Good Guys. Incluso ahora que eres un adulto, todavía puedes escuchar su voz diciendo cosas que obviamente no estaba programado para decir y haciendo cosas que un muñeco normal no haría.
Pasaste la noche con Andy la noche de su cumpleaños... el día que consiguió el muñeco... la noche en que mataron a Maggie. Te habías despertado en medio de la noche, necesitando un vaso de agua. Así que te quitaste las sábanas y, envuelta en una neblina somnolienta, entraste en la cocina. Ni siquiera notaste que faltaba el muñeco pecoso.
Tan pronto como pusiste un pie en la cocina, viste que el muñeco golpeó a la pobre Maggie con un pequeño martillo. Jadeaste cuando ella retrocedió, agarrándose a todo en el proceso. Antes de que pudieras reaccionar, Maggie se cayó por la ventana y el vidrio se hizo añicos. Tu mano voló a tu boca y la tapó antes de dar pasos hacia atrás y regresar a la habitación de Andy.
Por tu suerte, parecía que Chucky no te había visto, así que planeaste fingir que estabas dormida. Podías escuchar sus pasos regresar a la habitación y él regresa a la cama. Tan pronto como se cubrió con la manta, como antes, hubo fuertes golpes en la puerta.
No mucho después de esa noche, te mudaste. Tus padres simplemente decidieron empacar y tener un nuevo comienzo.
Años después, todavía piensas en Andy y Chucky. De hecho, desde esa noche, has tenido pesadillas con él. Te despiertan todas las noches... las imágenes del muñeco pelirrojo, de plástico, pecoso, de ojos azules, Good Guy.
Cuando eras más joven, insististe a tus padres, Karen, incluso a los detectives que te interrogaron, que el muñeco estaba vivo. Nadie creyó una palabra de lo que salió de tu boca de seis años. Sin embargo, mirando hacia atrás, no podrías culparlos. Sonaba loco, ¿no? Bueno, lo fue. Pero sabes lo que viste.
Finalmente le contaste a una de tus amigas y ella te dijo que probablemente era solo tu imaginación, después de todo, los niños tenían una imaginación salvaje. Recuerdas asentir y estar de acuerdo con ella, pero sabes lo que viste. No había forma de que solo tu mente te jugara una mala pasada. Murió una mujer.
Suspiraste mientras caminabas por la calle, de camino a casa. El cielo estaba de tonos de rosa y naranja cuando el sol se puso. Vivías sola en una pequeña casa en un barrio pequeño. Era todo lo que podías permitirte por el momento. Solo querías salir de la casa de tus padres.
Abriste la puerta antes de entrar. Arrojaste tus llaves en la pequeña mesa que estaba junto a tu puerta. Cuando te quitaste los zapatos, te estiraste y cerraste la puerta. Te dirigiste a tu habitación para cambiarte la ropa de trabajo. Suspiraste mientras revisabas tu ropa para encontrar algo cómodo.
Sacaste un par de pantalones de chándal y una sudadera con capucha. Mientras te desnudabas, sentías como si estuvieras siendo observada. Miraste hacia la ventana para ver las cortinas abiertas, así que caminaste hacia ellas y las cerraste. Continuaste cambiándote, pero aún sentías como si alguien te estuviera observando. Te sacudiste la sensación mientras te cubrías la cabeza con la sudadera.
Entraste a la cocina para tomar algo para beber. Mientras tomabas agua, sentiste un dolor agudo en un lado de la cabeza antes de dejar caer la bebida y alcanzar el mostrador para tratar de evitar que te cayeras, pero el negro nublaba lentamente tu visión. Lo último que escuchaste fue un cacareo que juras haber escuchado antes.
Te despertaste en tu cocina, amarrada a una silla y en el mostrador estaba alguien con quien habías soñado durante años. El muñeco.
"Bien, estás despierta". Comentó al notar tu estado de pánico. "Me tomó un tiempo alcanzarte. Te mudaste lejos, ¿eh?"
Se volvió hacia el bloque de cuchillos que tenías en tu mostrador y sacó uno, mirándolo. "Necesitaba encontrar a la primera persona a la que me revelé y pensé que era Andy, pero no. Fuiste tú, T/n".
Te quedaste callada, sin poder hablar debido al miedo. Una parte de ti se preguntó qué podría hacerte realmente, después de todo es solo un muñeco, pero ya logró noquearte y atarte a una silla.
