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Has estado saliendo con el infame Michael Myers durante bastante tiempo. Hace unos días, fue vuestro segundo aniversario.
Dos años de altibajos. Juraste que estar con Michael era como subirse a una montaña rusa. Hubo giros y vueltas, altibajos, por todas partes. Nunca era un viaje tranquilo con él.
Pero no te importó. Todavía lo amabas y permaneciste a su lado durante todo. De ninguna manera ibas a dejar al hombre enmascarado.
Os llevabais bastante bien y teníais las mismas opiniones sobre muchas cosas, por lo que no hubo muchas discusiones entre vosotros. Eran principalmente cosas que tenían que ver con su hermana.
Todos los años se embarcaría en una misión para matar a Laurie. Tú, obviamente, trataste de ayudarlo lo mejor que pudiste. Pero, por lo general, tenías que lidiar con el Dr. Loomis en Halloween.
Michael y tú erais amigos de la infancia. No era ningún secreto que Michael se había vuelto muy posesivo contigo. El Dr. Loomis lo sabía.
Había asumido que Michael se había estado escondiendo en tu casa, pero nunca pudo atraparlo allí. El Dr. Loomis pasaba y te visitaba' todos los Halloween.
En realidad, supusiste que quería asegurarse de que Michael no estaba allí y que no estabas tratando de ayudarlo.
De todos modos, Michael y tú erais perfectos el uno para el otro y todo el mundo lo sabía.
Sin embargo, hubo una cosa que comenzó a molestarte. Nunca habías visto la cara de tu novio.
Por supuesto, la viste cuando eras más joven antes de que comenzara a usar la máscara blanca, pero ahora era mayor y no tenías idea de cómo era.
Le habías pedido a Michael que te mostrara su rostro, pero, por supuesto, se negó. Intentaste ser una novia comprensiva y respetar su privacidad, pero tenías mucha curiosidad.
Le preguntabas al menos tres veces a la semana. Incluso trataste de rogarle, pero fue inútil. No se quitaría la máscara blanca.
Estabas en tu casa una noche fría a mediados de octubre, en la cocina, preparando la cena para ti y posiblemente para Michael.
Tarareabas para ti misma mientras te balanceabas pacíficamente por la cocina. Estabas completamente inconsciente de los ojos azules sobre ti.
No te importaba de ninguna manera. Te habías acostumbrado a las actividades de acosador de Michael y lo aceptaste.
De repente, sintió un par de fuertes brazos rodear su cintura. Tú, al principio, te pusiste rígida, antes de darte cuenta de que solo era Michael.
Sonreíste suavemente mientras te dabas la vuelta, lista para darle un beso en la máscara, hasta que lo viste.
Su rostro.
Te quedaste boquiabierta ante la vista frente a ti.
Sus ojos azules ahora estaban a la vista y se veían aún más brillantes que nunca. Sus largas pestañas estaban ahora a la vista.
Su piel bronceada se veía áspera, pero al mismo tiempo, se sentía suave cuando dejaste que tu mano acariciara suavemente su mejilla.
Había un par de cicatrices que llamaron tu atención. Una pequeña estaba ubicada sobre su ceja izquierda y uno más grande estaba en su mejilla derecha, pero aún se veía perfecto.
"Michael..." Te callaste en silencio, una suave sonrisa apareció en tus labios mientras lo mirabas fijamente, asimilando la vista.
Simplemente se inclinó y presionó suavemente sus suaves labios sobre los tuyos. El beso fue más apasionado y lleno de amor que cualquier otro beso que hayáis compartido.
Te separaste, en necesidad de aire, y luego simplemente te apoyaste en su pecho y envolviste tus pequeños brazos alrededor de su estómago.
Te rodeó con sus propios brazos y frotó suavemente tu espalda, sintiendo que se le quitaba un peso de los hombros.
