Capítulo 10

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Crisantemo me recuerda a Amla. Son muy diferentes y muy parecidas; contradictorio pero cierto.

No debería escribirle, sin embargo hay algo que me impulsa a hacerlo. Quizás es mi mente queriendo usarla como reemplazo. Pensar en eso me hace sentir pésima persona.

Suspiré pensando si escribir algo más pero en vez de eso me dirigí a mi teléfono y busque el conctato de Crisantemo.

Sebastian: Hola Crisantemo, quisiera decirte algo muy importante.
Eliminaste este mensaje.

Sebastian: Buenas tardes, ¿tienes un minuto?
Eliminaste este mensaje.

Mejor no decirle nada. ¿De qué serviría? No cambia nada el que hable de lo que paso. Solo terminaré echándome sal en mi propia herida y a la misma vez abriría las que tenga Crisantemo. Ya no soy de quienes lastiman a los demás, jamás volveré a serlo.

Un tanto frustrado volví a escribir en mi libreta las cosas que me inquietaban. Amla tenía razón, escribir ayuda a desahogarse y a liberarse. Escribir era un escapé de la cruel realidad.

Desvíe mi vista al sentir mi teléfono sonar y revise el mensaje que recién me había llegado.

Crisantemo: Si quieres decirme algo simplemente haslo. O no escribas y borres y así no noto que tenías intención de escribirme.

Sebastian: Perdona por eso, fue que te escribí sin querer, eran mensajes para alguien más.

Crisantemo: ¿Eres sincero conmigo?

No quería mentirle descaradamente de nuevo. No podía hacerlo, al menos no hoy. Solo la dejé en visto y me desconecte; otra vez.

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