—Bienvenido a mi casa. —dijo Crisantemo entrando por el lugar— Entra.
En silencio seguí a mi novia observando discretamente la decoración y me senté en la primera silla que vi.
—Linda casa.
—Gracias. —expresó alegre— Mis hermanas deben llegar pronto. ¿Quieres agua o otra bebida?
—Estoy bien. —aseguré neutro.
—Quita esa cara de aburrimiento. Hoy tienes que ser serio pero también amistoso para que le caigas bien a mis hermanas. Y tendrás que aprender a diferenciarlas
—Gardenia, amistosa y poco discreta. Hortensia, la más jóven y curiosa. Tulipán, albina. Iris y Lirio son gemelas. Clavel, fuerte e independente. Jazmín, popular y muy guapa. Narciso, doctora. Magnolia, experta en tecnología. Margarita, maldad y Camelia amabilidad. Hice mi tarea.
—Guao. Me impresionas.
—Si estás satisfecha dame un premio. —sugerí poniéndome de pie y señalé mi mejilla.
—¿Solo un beso en la mejilla? —cuestionó dudosa.
Asentí y ella beso mi mejilla. Le sonreí con sinceridad y acomodé un mechón de su pelo detrás de su oreja. Entonces se quedó mirándome con una sonrisa.
—Sabes que la última vez que nos quedamos viéndonos te di un beso así que si me miras no te quedes callada demasiado tiempo. —mencioné guardando mis manos en mis bolsillos y le giñe un ojo.
Crisantemo solo sonrió y al oír un toqué fue a abrir la puerta. La primera en entrar fue Tulipán seguida de Clavel y Gardenia. Las tres me miraron con curiosidad y enseguida supe que sería una larga tarde.
...
—Eres totalmente mi tipo. —comentó Margarita y sonrió con malicia a la par que acortaba distancia— Si te aburres de Cristi puedes ir a buscarme.
—Respeta a tu hermana. —pedí serio y la miré mal— No me gustan las chicas malas. Actualmente solo me fijo en Crisme.
—Pero el futuro es incierto. —indicó Margarita y acercó su rostro a mi oído— De todas formas me alegra que no seas de quienes se van con la primera que se les insinúa. No digas que lo dije pero creo que ustedes hacen buena pareja.
—¡Marga! —exclamó Crisantemo con enojo— ¡Aléjate de mi novio! ¡Yo lo vi primero!
—Ay, cálmate. —respondió Margarita con tono desinteresado— Hay más chicos en el mundo.
Crisantemo la ametrallo con la mirada y me aguanto del brazo separándome de las otras once chicas a las que ahora veía sin sentir la necesidad de disculparme.
—¿Qué hacía Marga tan pegada a ti? —cuestionó Crisantemo.
—Solo se acercó a mi oído. —respondí y la abracé— Ahora te tengo más cerca de lo que estaba Margarita. ¿Contenta?
—Un poco.
—¿Qué debo hacer para desaparecer tus celos? —indagué dejando de abrazarla.
—Cuando vuelva a ponerme celosa o molesta solo di que me quieres o envíame un mensaje bonito.
Asentí y tomé la mano de Crisantemo para regresar con sus hermanas.
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Disculpa
Short StoryÉl se culpaba. Ella trataba de entenderlo. Él quería ser mejor. Ella quizo ayudarlo a serlo. Él sabía que la podía lastimar. Ella quería descubrir que escondía. ¿Triunfaría el perdón? Saga "chicasflores" (5,1)