Capítulo 38

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—Papá, tengo hambre.

—No soy tu papá Paloma. —recordé buscando mi teléfono.

—Pero dijiste que me cuidarías como un padre a la mujer que te dijo que buscaría a mis familiares.

—Sé lo que dije. —mencioné mirando a Paloma a los ojos— ¿No querías que fuera tu novio?

—Cambié de opinión. Quiero que seas mi papá. Un papito es mejor.

—Cariño, me agradas pero no sé nada de la paternidad y tienes familia preocupada que quiere cuidarte. —comenté amistoso y le sonreí agachándome a su tamaño— ¿Viste mi teléfono?

—Lo escondí debajo de la almohada de un mueble.

—¿Por qué hiciste tal cosa Paloma? —cuestione calmado.

—Para que solo te concentrarás en mí. —expresó franca.

—No puedes hacer eso pequeña. ¿Y si me llamaban?

—Lo siento Sebastian.

Tras darle una palmadita en la cabeza fui a buscar mi teléfono y luego de cogerlo oí el timbre de la casa.

—¿Quién es? —interrogó Paloma.

Reí y le pasé por el lado a la pequeña para abrir la puerta.

—Hola Crisme, gracias por venir. Pao me va a sacar de mis casillas llamándome papá.

—Aw. Te quiere. Adoptala. —dijo enternecida.

—No gracias. —expresé abriendo mucho mis ojos y le di una rápida mirada a la ropa de Crisantemo— Apropósito, te ves muy bien.

—Ya sé. Jazmín me escogió la ropa. Es buena con la moda.

—¡Yo te conozco! Tú eres la chica que le gusta a Sebastian. —comentó Paloma asomándose por detrás de mí— ¿Sabes cocinar? Tengo hambre.

—Claro amor, te haré algo delicioso. —aseguró Crisantemo llena de ternura.

Sonreí viéndolas tomarse de la mano e ir a la cocina juntas, y las seguí.

—¿Qué quieres comer corazón? —indagó Crisantemo.

—Flan. —respondió Paloma— Me bañare mientras cocinas. Gracias.

—Me salvaste la vida Crisme. —declaré observando a la niña salir corriendo de la cocina.

—Que va, lo haces genial Sebastian. Serías buen padre.

—Soy jóven. Quizás en unos años. Eso si consigo una chica que sepa lidiar conmigo.

—¿Eres ciego? —preguntó Crisantemo y cruzo sus brazos ladeando la cabeza— Tienes una frente a ti. Todavía recuerdo que dijiste que estabas enamorado de mí y yo dije que también tenía sentimientos por ti. ¿Se te olvido?

—No es posible algo entre nosotros más lejano a la amistad. —dije neutro— Mi hermano mato a Amla y cuando tú me veas lo recordarás, tu familia también lo hará. Solo sufrirías por mi culpa.

—No le diré a mi familia para que no te juzgen. En cuanto a mí te puedo asegurar que sé lo que quiero. Prometo que siempre te veré como el chico que me escribió sin querer, aquel que yo trataba de entender y ayudar a ser mejor. Las decisiones de tu hermano y sus errores no tienen nada que ver contigo.

—¿Quieres probar ser novios? —cuestione incrédulo.

—Sí.

—¿Lo aceptas aunque a veces salga a relucir mi lado roto? —inquirí pensativo.

—Solo si tú aceptas mi fase de madre regañona.

—Puedo vivir con ello. —contesté divertido.

—Yo también puedo quererte con tus días tristes, tus abrumaciones y miedos porque cuando elijo quererte incluso llego a querer tus pedazos rotos.

—En ese caso apartir de ahora tú, Crisantemo Flores, serás mi novia y yo seré tu novio.

—¿Sabes que eso significa hablarme más de ti? —interrogó ella.

—Sí. Tengo mucho que contarte.

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