~El detalle en la propuesta.~

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Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia. 

 

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La penetrante mirada de Senku puso más que nerviosa a Kohaku, sus ojos carmín parecían estar examinándola minuciosamente de pies a cabeza. No le sorprendió de hecho, como el científico que se suponía que era, esa era su mejor cualidad, un observador innato. 

Ella supo que él estaba considerando algo y esa imperceptible mueca en sus labios, sospechosamente parecida a una media sonrisa era la prueba irrefutable de que así fue.  

—Chrome me pidió que te trajera unas muestras, dejé los frascos en una de las mesas —Kohaku señaló la pequeña caja con la mano pero sin apartar la mirada de la de Senku—. ¿Qué sucede? —quiso saber al ya no soportar la atención del científico sobre ella. 

—Estaba esperando tu visita, Leona. —se encogió de hombros y se quitó los guantes de nitrilo de las manos. 

Kohaku ciertamente no se esperaba tal declaración y menos de parte de él, si bien se hicieron amigos debido a la familiaridad laboral entre el departamento de policía y el laboratorio Forense privado del conglomerado Nanami, Senku la mayoría de las veces únicamente esperaba una breve visita de la chica, relacionada con las investigaciones de los casos… nunca adrede ni por cortesía en el horario laboral. 

  —¿Mi visita? —el tono de voz de Kohaku se volvió más incrédulo—. Espera ¿Tiene algo que ver con el caso de Ibara? dime que los análisis encontraron algo que nos dé una pista más.  

Uno de los casos más importantes de Japón en ese momento. Ibara, un horrible monstruo con una organización de trata de blancas, prostitución y posiblemente el responsable de más de cinco asesinatos. Kohaku ni siquiera dudó en tomar el caso cuando le fue asignado, sin embargo en los últimos meses las pruebas y evidencias la habían llevado a un callejón sin salida junto a su equipo. 

No obstante el último caso reportado abrió nuevamente las investigaciones debido a la similitud de las heridas antemortem encontradas en la víctima, tal cosa no podría ser simple casualidad. 

Pero las esperanzas de Kohaku se fueron al caño cuando Senku negó con la cabeza tal afirmación. 

—No encontré rastros de la droga de diseño de Ibara en la víctima, ni siquiera del veneno que suele utilizar. 

Sí, fue decepcionante. 

Pero aún así Kohaku no perdía la esperanza en hallar algún indicio para seguir con las investigaciones y atrapar a ese hijo de perra que casi le quita la vida a Amarillys, una de sus mejores amigas de la secundaria con la que perdió contacto a los largo de esos años. Al menos hasta que los problemas arrastraron a Amarillys a las garras de Ibara y se involucró en el trabajo de ese mundo.

—Supongo que el caso de Stanley entonces ya se resolvió. —Si el autor de dicho crimen no era Ibara, entonces el equipo forense Nanami ya lo había identificado. 

Snyder era uno de los mejores oficiales en el departamento, quizá el próximo jefe cuando Kokuyo, el padre de Kohaku, se retirara. 

Ella era buena en su área, en el trabajo e investigación de campo, pero demasiado impulsiva. 

—Nuestra base de datos no ha podido identificar al sospechoso, el programa que diseñó Sai para la explanometría y fisionomía facial arrojó la imagen de un rostro del que no tenemos registros —además de que las pruebas de identificación preliminar con el reactivo Scott arrojaron la presencia de cocaína en la ropa del sujeto—. Pero Luna ha determinado una posible causa de muerte debido a las contusiones del cráneo y en otras áreas del esqueleto. 

SenHaku WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora