~Mirando a través de una ventana en el tiempo. ~

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Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestados a los personajes para fines de esta historia.

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Taiju se extrañó de sobremanera al no encontrar a Senku en su laboratorio y más aún que ni siquiera Meducín pudiera darle una señal de su paradero, a saber, Senku pocas veces se separaba de la pequeña medusa ya que por lo general Why-man y él permanecían uno al lado del otro (en su mayoría, Meducín colgado en la bata de Senku como un aditamento), aunque en esta ocasión no fue el caso.

¿Qué habría pasado para que Senku dejara a su pequeño socio científico en el laboratorio? Taiju honestamente no lo sabía e intuyó que quizá se trataba de simplemente un olvido. Aunque en el fondo lo dudaba ya que Senku no era esa clase de persona.

Aún así no se daría por vencido y lo encontraría a como diera lugar, esa era la principal encomienda de Gen y Minami después de todo, antes de dar inicio con el evento de apertura que se estaba llevando a cabo en ese momento por Dragon TV. La petición fue clara “trae a Senku a la proyección del primer capítulo de la serie live action de Dr. Stone”, serie que por cierto Ryusui se había tomado la molestia (molestia no, pues Nanami prácticamente despilfarró una gran cantidad de dragos en la producción de dicha serie por puro gusto y placer) de patrocinar y en parte también producir junto a Gen y Minami.

Asagiri y Hokutozai se nagaron a dar inicio sin la presencia de Ishigami y todos los involucrados en la aventura de despetrificación, en especial sin la presencia de Senku, ya que después de todo él (a pesar de sus absurdas negativas) era el protagonista principal de dicha travesía. ¡Era impensable que el primero en romper la petrificación y salvar al mundo no estuviera en el evento!

O al menos esa fue la excusa de Gen y Minami para llevar a Senku al área de proyección al otro lado de la ciudad, si se daba prisa en encontrarlo quizá llegarían a tiempo antes de que el capítulo piloto fuese estrenado.

Qué nostalgia. Pensó Oki al recordar el recorrido en las grabaciones, aunque claro, no se refería a éstas en sí sino a toda la historia que abarcaba esa primera temporada y que tanto él como Yuzuriha (quien estuvo encargada de todo el vestuario de la producción) pudieron observar. Quizá eran personas totalmente diferentes a ellos los que ahora tenían que verse envueltos en los papeles y situaciones, pero definitivamente todo aquello fue como un certero golpe de nostalgia que removió los viejos sentimientos del pasado. En retrospectiva, Taiju pudo apreciar más ampliamente todo el camino que en esos años habían recorrido.

Un largo camino que a final de cuentas rindió sus frutos y que recorrerían una y mil veces para salvar a todos. En especial Senku, quien aún seguía con su camino incansable en el progreso. Sin lugar a dudas Oki no podría estar más orgulloso de su amigo del alma.

Sí, definitivamente Senku tenía que estar en esa proyección a como diera lugar.

Taiju decidió entonces abandonar los interminables pasillos del complejo científico y buscar a Senku en otro lugar, en su casa tal vez ¿Quién sabe? A lo mejor Ishigami había olvidado algo en su departamento y regresó por él. El grandulón no perdería nada con ir a buscarlo a ese lugar después de todo.

Salió al improvisado jardín trasero para acortar un poco el camino hacia el edificio de Senku que se encontraba a un par de cuadras del laboratorio, todavía comiéndose uno de los refrigerios que Francois estaba sirviendo en el evento, y tratando en el proceso de no manchar la camisa que su esposa le confeccionó para la ocasión.

Sin embargo, Taiju detuvo el paso cuando notó algo a la distancia, la mata de cabello familiar de Senku acaparó su atención, su amigo estaba a tan sólo un par de metros de distancia pero parcialmente escondido detrás de un enorme árbol que estaba otorgándole sombra del abrasador sol de esa mañana. ¿Qué hacía ahí de todos modos? Obviamente parecía que él no se había dado cuenta de la presencia de Taiju en las cercanías, aunque eso no fue un problema para el grandulón, quien para el caso planeaba acaparar su atención con uno de sus peculiares gritos al llamar su nombre.

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