Mariana Black.
06 de febrero, 2004.
4 años.
Terminé de colorear uno de los dibujos que tenía el libro que mi abuela me regaló hace unos días. Me gustaba mucho. Cuando terminé de guardar mis cosas salí de la habitación y camine hasta la sala.
–¡Mari! –mi abuela mencionó y me acerqué a ella–. ¿Qué hacías? ¿Quieres comer algo?
–Estaba coloreando el libro que me regalaste –respondí y me quedé pensando–. No tengo hambre, gracias.
–Está bien, avísame cuando quieras comer algo. –Asentí, sonriente.
Poco después la abracé de manera cariñosa, ella sonrió y correspondió a mi abrazo. Quería abrazar a mi mamá, pero estaba ocupada con cosas de su trabajo y no le gustaba que nadie la molestará. Según decía que había tiempo para todo, pero a veces demostraba lo contrario.
Sin decir alguna palabra caminé hasta uno de los sillones, subí y me quedé observando por la ventana. Afuera había muchos niños y niñas jugando con cualquier cosa que los hacía felices. Quiero ser como ellos.
–¡Mariana! –gire mi cabeza para mirarla–. Ya te he dicho que no puedes salir a jugar, es peligroso. Además no los conoces.
–No quería salir. –Le respondí con ternura y volví a mirar.
En realidad si quería, siempre he querido salir y convivir con más niños. Me gustaría tener amigos o alguien con quien jugar.
Mi madre trabaja y estudia casi todo el tiempo, nunca está en la casa conmigo, es algo triste, pero la verdad es que me estoy acostumbrando a estar con mi abuela. No tengo recuerdos de mi padre para poder hablar de él, pero según mamá dice tiene otra familia.
A veces en las bromas de mi abuela escuchó que le dice que mi "padre" la dejo muy dañada y que por eso dice que el mundo exterior suele ser peligroso. Mi mamá siempre termina por molestarse con ese tema y quizás está bien, pero hay que saber tomar las cosas con humor. No siempre hay que ser amargados. Más bien, creo que todo depende de lo que vivamos y la forma en la que veamos la vida.
Los primeros dos años de mi vida los pasé en Estados Unidos, con mis abuelos paternos. Las familias son un poco raras si hablamos de sus nacionalidades. La familia de mi mamá es una mezcla de mexicanos y argentinos, mientras que mi papá es alemán, no hay más. Ahora que lo pienso nada tiene sentido.
¿Cómo es que sé tanto, si solo tengo cuatro años? Bueno, mi mamá se la vive hablando de eso con mi abuela y yo soy muy atenta.
Mamá piensa que soy algo distraída.
Al hablar de mí puedo decir que soy de piel blanca, cabello oscuro, ojos azules, labios rosados y de cuerpo delgado. Por las fotos que he visto de mi padre él tiene unos hermosos ojos azules y es de cabello oscuro. Dicen que soy una copia de él. Mamá dice que no quiere escucharme hablar de él, pero mi abuela es quien me cuenta algunas cosas.
Ahora que lo pienso tengo más confianza y comunicación con mi abuela que con mi propia madre.
Dejé de mirar en la ventana, tomé dos de mis juguetes, me senté en el sillón y empecé a jugar. Estaba comenzando una novela que a mi mamá le gustaba mucho. En ese momento pude irme de ahí, pero me gustaba, había algo de drama y era interesante.
Mientras que jugaba había momentos en los que miraba la televisión, no pasaba nada interesante, hasta que algo llamo mi atención. Una pareja se encerraba en la habitación, comenzaban a besarse y a quitarse la ropa. ¡Cuánto amor!
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Dulce Traición • Lit Killah
FanfictionLa mejor amistad se puede ver afectada con la llegada de un hombre a sus vidas. ¿Por qué? Simple: su amor y atención. Las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.