Capítulo 15

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Habían pasado desde el día que Mauro me visitó en mi departamento y terminamos discutiendo peor que en otras ocasiones. Gracias a eso mi plan "romántico" se fue a la basura.

Los días siguientes falté a la escuela, no tenía ganas de salir de la cama y me sentía como si estuviera enferma (quizá lo estaba, sería difícil saberlo) les había dicho eso para evitarlos, pero Manuel conocía la verdad. Camila tomaba el tiempo de traerme los apuntes del día y era algo que agradecía bastante.

Manuel estuvo encantado de ser mi cita el catorce de febrero, habíamos ido al lugar dónde estaría con Mauro. Ninguno tenía pareja, ni pretendientes, así que decidimos disfrutar la compañía del otro. Fue el mejor plan que hicimos.

Dos semanas. Me había recuperado y salía del departamento, pero había algo que todavía me hacía sentir mal y me apagaba. Según dicen que mis ojos ya no brillaban como antes y que se veían más oscuros de lo normal.

–¿Les parece si vamos por un helado? –Manuel, nos preguntó y asentimos.

–Me gustaría un helado de fresa. –comenté y sonrieron– O de limón y chocolate. No lo sé. –Hicieron un gesto.

–¿Limón? –Camila, preguntó y asentí– A ti no te gusta el helado de limón y menos si está mezclado con algo dulce, cómo lo es el chocolate.

–Sé que no me gusta, pero últimamente he tenido antojo de un helado de limón. –hice un pequeño puchero y me quedé pensando– En realidad he tenido muchos antojos. –Solté una risa ingenua.

No me respondieron, solo se dieron una mirada cómplice, sonrieron y me miraron con mucha curiosidad.

–¿Y si estás embarazada? –Camila, preguntó, emocionada.

–No lo creo. –me quedé pensando, si era posible– Nunca he tenido sexo sin protección, siempre me he cuidado.

Querida, recuerda que a veces falla.

–Nena, es posible que se haya roto el condón. –hizo un gesto y me encogí de hombros– Además, en las últimas semanas has tenido náuseas, mucho sueño, tus antojos y me gustaría decir que hasta cambios de humor, pero no, eso es lo único que no has tenido.

Les di una mirada y asentí, sabía que era muy probable. Tomé un poco de aire y me quedé pensando, trataba de recordar. La última vez había sido con Mauro y en la segunda semana de enero, antes de que comenzarán nuestras discusiones. ¡Oh no!

Desde que él y yo comenzamos a involucrarnos en todos los sentidos deje de salir a fiestas o de meterme con otros chicos, hablábamos o bebiamos un poco, pero nada más. En las últimas semanas solo he estado con Mauro.

–¿Quién sería el padre? –Mi amiga, preguntó, bromeando y suspiré.

Tú novio.

–Camila, sé quién sería. –respondí, frustrada– Fue la última persona con la que estuve hace semanas. –volví a tomar aire y decidí hablar– En todo caso de que lo esté, no se emocionen porque van a ser tíos. Eso no pasará.

Después de unos minutos comenzamos a caminar con dirección a la heladería. En el camino solo pensaba en esa gran probabilidad de estar embarazada, no era momento para tener hijos y menos cuando sus padres se están odiando.

Hubo un momento donde me detuve y abracé a Manuel. Él me dio una mirada, sonrió y correspondió a mi abrazo.

–¿Quién? –Me preguntó y suspiré. Sabía a lo que se refería.

–Mauro. –respondí, murmurando y no se sorprendió, él lo sabía– En todo caso he pensado en no tenerlo. No estoy lista para ser madre y mucho menos quiero que los problemas entre él y yo aumenten. Sería lindo tener un bebé, pero solo sufriría al escuchar a sus padres discutir y no quiero que viva eso.

Dulce Traición • Lit Killah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora