Meses después.
En cinco meses logré adaptarme a la vida de estudiante de secundaria. No es algo que me emocioné como a otras personas, solo me deprime la parte de crecer. Todas las personas dicen que la secundaria es la mejor etapa de la vida, pero no es así y creo que jamás lo será.
Cada vez escuchó a más personas que hablan de que sus parejas son infieles y que están cansados de seguir. No puedo olvidar que sigo viendo series o películas de ese tema. A mi madre no le importa un carajo si lo veo.
–Mariana. –mi amiga sacó de mis pensamientos– ¿Ya terminaste?
Le di una mirada y antes de responder solté un pesado suspiro.
–No, pero me falta poco. –respondí y fruncí el ceño– ¿Por qué?
–La maestra acaba de decir que quién no terminé su trabajo, no va a salir al receso. ¡Yo no me quiero quedar aquí!
Estúpido trabajo de historia.
–Vamos a trabajar, entonces
Las maestras no dejan de exigir o de dar malas clases, ni porque les sean infieles o porque se les acabe el amor.
Cuando terminamos nuestro trabajo nos pusimos de pie para caminar a su escritorio y esperar a que lo calificará. Después de unos minutos regresamos, guardamos nuestras cosas y nos esperamos a que dieran el timbre.
–¡Mariana! ¡Espera! –Raúl mencionó y me detuve– Eres alemana, ¿verdad?
Asentí un poco confundida y él suspiro con alivio.
–Quiero pedirte un gran favor. –fruncí entre el entrecejo y le di una mirada– ¿Me podrías ayudar a estudiar? Es para un examen.
Solté una pequeña risa y antes de responder solté un suspiro.
–Raúl, me encantaría ayudarte a estudiar para ese examen, pero yo no sé hablar el idioma.
–¿Cómo no vas a saber? ¡Es tu idioma! –Me reclamó y nuevamente suspiré.
¿Quién le dice que soy de una chica de múltiple nacionalidad?
–A ver, déjame explicarte. –hice una pausa– Mi padre y su madre son alemanes, mientras que su padre es americano. –tomé un poco de aire– Ahora, mi madre y mi abuela son mexicanas, sin olvidar que mi abuelo es argentino. ¡Eso es lo que pasa!
Él se quedó pensando y poco a poco su cara hizo notoria la confusión.
–Me siento decepcionado. –murmuró y no pude evitar reír– Creo que con más razón tienes que aprender el idioma.
Hizo un pequeño puchero para luego darme una mirada y continuar caminando a su destino.
La verdad es que en los últimos años he estado aprendiendo alemán e inglés, todo gracias a mi madre y sus momentos de locura. Me hubiera gustado ayudarlo, pero me he dado cuenta de que últimamente solo se la vive pidiendo favores y cuando yo le he pedido algo, se niega o pone cualquier excusa.
Me encanta la ingenuidad que tiene, a simple vista se nota que no ha conocido a una mentirosa como yo.
–Mari, ¿qué te pusieron para comer? –Mi amiga me preguntó e hice un gesto tratando de recordar.
–Un sándwich de milanesa, fruta y mi agua de fresa. –respondí, tranquila– Lo olvidaba, unas galletas de chocolate.
–Las galletas nos las comimos en clase de matemáticas. –me recordó, divertida– Estuvimos cerca de que nos sacarán del salón.
–Eso no pasó y no pasará, tranquila.
Poco después llegamos a una de las mesas en dónde soliamos comer a la hora del receso. Nos gustaba el hecho de poder tener una buena vista y lo mejor: estar en un lugar dónde hay árboles hermosos.
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Dulce Traición • Lit Killah
Fiksi PenggemarLa mejor amistad se puede ver afectada con la llegada de un hombre a sus vidas. ¿Por qué? Simple: su amor y atención. Las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.